A mi entender, la política española anda algo “desmadrada”.
Por una parte, los “naranjitos” de Rivera esperan que los “genoveses” de Casado
tengan un mal resultado en Andalucía, y no parece que den demasiada importancia
a la intrusión de los “voxeros” de Abascal que reclaman parte de la tarta. A
río revuelto… pudiera ser que tanto los independentistas, los “podemitas” y los
“sociatas”, unirían sus fuerzas para impedir el avance de los ultras en el
camino de la Moncloa, porque si esto sucediera, el señorito Casado tendría el
más tremendo batacazo de su carrera política, que pudiera alcanzar de rebote a
su “oponente” Rivera, que aún estando ambos en contra de los populismos, no
dejan de utilizar los mismos métodos populistas que todos los demás.
El popular Casado, cultiva cierta “hermandad”
con su padrino, el señor Aznar, pensando tal vez utilizar sus “sabios consejos”,
y olvida que las descalificaciones continuas de este personaje a sus adversarios políticos no le
favorecieron nunca, como tampoco lo hicieron sus pésimas decisiones, por
ejemplo recordemos que Aznar, como presidente de España, y para calmar su propio
ego, consintió que nuestro país fuese uno de los invasores de Irak, con la
excusa de las armas de destrucción masiva. Mintió al país cuando el accidente
del Yak-42. Mintió cuando el
accidente del petrolero Prestige culpando
al capitán. Durante su mandato indultó a todos los corruptos de su bando, al
ritmo de dos indultos por día. El señorito Aznar fue quien ordenó a los medios
de comunicación del Estado, para que dijeran que había sido ETA quienes habían atentado
el 11-M. En fin, ¿qué podemos
esperar de una persona de esa calaña, que además, casi todos los invitados a la
boda de su hija están en la cárcel o a punto de entrar, acusados por corrupción?
Al parecer existe un oscuro episodio en
la vida política de Casado que su partido pretende ocultar para evitar que
transcienda. Según he podido leer en algún medio digital, en sus principios en
la política genovesa, fue algo así como la mano derecha de Aznar en los
negocios sucios que llevó a cabo con el dictador libio Gadafi, donde según
dicen, Aznar negoció con la constructora Abengoa, obtener una comisión del 1% de cada obra pública que consiguiera
en Libia, y al parecer, en ese mismo contrato figura Pablo Casado como “persona
de contacto” para cualquier consulta sobre el tema.
En
fin, que nada cambia en el horizonte político español, y todo viene por la absoluta
falta de formación y criterio de estado de nuestros líderes políticos. Quiero
decir que les falta mucha formación política, y les sobran todas las titulaciones
académicas conferidas por obra, gracia y poder de sus respectivos padrinos.
Saludos,
Miguel.