La mayoría de los españoles, incluidos
los fundamentalistas del PP que piensan no solo en la salvación terrenal que tienen
más o menos segura, si no en la eterna que hasta ellos dudan, ya no se fían de
nadie ni siquiera del gobierno que votaron. A estas alturas temen como los
demás que lo peor está por llegar. Con el paso de los días hemos podido comprobar
que este gobierno carece de muchas cosas, entre ellas necesita coraje y decisión.
No tiene iniciativa alguna, solo hace las cosas que le ordenan desde Bruselas y
ellos, cobardes y sumisos aquí nos las imponen sin valorar las consecuencias que
generalmente conlleva y así nos va. No
quieren darse cuenta que el sistema capitalista ha llegado a su fin, por mucho que lo defiendan
es un método fracasado.
En los años que llevamos en democracia
los políticos sólo han pensado en la forma más rápida de financiar su propio
partido y con las sobras llenar sus
bolsillos. Estuvieron tan ocupados en estos menesteres que olvidaron establecer
las bases para lograr una economía fuerte y segura. Ningún político merece el escaño que ocupa, absolutamente NINGUNO ha elevado la voz para pedir para
ellos una seria reducción salarial real, equivalente a la que nos han hecho a
nosotros. Se gastaron nuestros impuestos en inútiles obras faraónicas en vez de
invertirlos en mejorar la Industria,
modernizar la Agricultura, innovar la Ciencia, la Cultura, sin olvidar la salud
pública.
Dicen que el señor Rajoy tiene a su
servicio alrededor de 670 consejeros, casi sesenta más que Zapatero. Somos
muchos ciudadanos los que nos preguntamos qué será mejor ¿la cantidad o la
calidad? Lo cierto es que entre tantos asesores no se ponen de acuerdo para
conseguir frenar esta hecatombe. Sabemos que es imposible contentar a todos los
españoles, pero hasta la fecha los únicos que están contentos son los buitres carroñeros
que manejan los mercados financieros.
No hace falta ser economista para saber
que para ahorrar es necesario reducir gastos, no ir por lo fácil aumentando
impuestos que al final lo único que incrementa son las cifras del paro. Por
ejemplo se ahorraría eliminando cargos públicos puestos a dedo; Secretarías y
Subsecretarías de Estado, Delegados y Subdelegados del gobierno, directores
generales, ejecutivos del sector público, directores de gabinetes. El Senado al
completo, Diputaciones, agrupar ayuntamientos menores de 10.000 habitantes para
eliminar concejalías, cancelar los compromisos del ejército en el extranjero que
tanto nos cuesta mantener, seleccionar subvenciones, retirar privilegios a los
ricos, a la Casa Real, y que la Iglesia Católica aporte al fisco lo que
corresponda como hacemos los demás, (quien quiera iglesia que la pague). Hay un
largo etc., que puede aportar más que suficiente en vez de estar mendigando unos
euros por Europa. En vez de salir en auxilio de la banka que es la culpable de
nuestros males, hay que ayudar a las empresas que son las únicas que pueden
generar puestos de trabajo. Esto sería más positivo que castigar al pueblo
dejándole en la más absoluta miseria.
Qué podemos pensar de la actitud moral
de un gobierno que apoya sin reparos a un sistema capitalista, ignorando por
completo el drama social que está ocasionando. Expertos analistas aseguran que España no tardará en caer en “banca rota”, los más decididos afirman
que por el camino que llevamos, no llegaremos a diciembre, y Montoro con su elocuencia cínica lo ha
ratificado: a no tardar habrá suspensión de pagos. Aunque nos duela
reconocer, hemos de pensar que estamos
en una situación comparable al tristemente famoso “corralito” argentino.
Sólo las grandes fortunas serán las beneficiadas, mientras los demás caeremos
en la desesperación, el fracaso y la ruina. Todo gracias a la pasividad, la
ignorancia y la indiferencia de los políticos que están en manos del poder y
las mafias financieras que son los peores delincuentes que nos podamos imaginar,
están riéndose de nosotros ocultos en su desconocido mundo particular.
Para terminar diré que a estas alturas
nadie duda que Rajoy heredó de los
socialistas una situación económica difícil, pero no es menos cierto que las
decisiones que está tomando nos están llevando a un callejón sin salida, a una caída en picado en contra de lo que
dijo hace unos días el señor Montoro con actitud prepotente, “España es demasiado grande para caer…”.
Pues mireusté señor Montoro, más bajo no
podemos caer.
Os saluda un indignado, Miguel.