domingo, 2 de junio de 2013

ACCIÓN SINDICAL


Que los sindicatos son necesarios en los países democráticos nadie lo pone en duda. Sin embargo, cuando estos parecen estar más cerca del patrón que del empleado, cuando están más preocupados por recoger beneficios que de proteger a sus afiliados, por méritos propios dejan de ser fiables y se convierten en una carga social más.
Esto viene por el sospechoso comportamiento de las dos centrales sindicales mayoritarias en estos tiempos de crisis. Las dudas aumentan considerablemente cuando leemos en los medios de comunicación noticias como esta: “Blesa aprobó un crédito de 11 millones de euros a Comisiones Obreras para mantener su cargo en Caja Madrid”.
Ahí no queda la cosa; presuntamente, durante el mandato de Zapatero, aparte de “hacer la vista gorda” en muchas ocasiones, UGT y CCOO se embolsaron alrededor de 1.000 millones de euros en subvenciones, tal vez para que permanecieran quietos pasara lo que pasase.  Estas cantidades fueron ingresadas en sus cuentas por varias vías; a través de la Administración General del Estado, por las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.
Además de lo anterior, la principal fuente de ingresos de los sindicatos según se desprende de los informes recogidos por este aprendiz de censor, son las partidas que reciben por la gestión de los numerosos cursos de formación que realizan, por los que manejan unos escalofriantes presupuestos que rondan los 2.200 millones de euros a cuenta del erario público.
Según he podido saber, también explotan otros nuevos mercados que salieron a la luz cuando se actualizó la Reforma Laboral. Esta otra fuente de ingresos que entran en las cuentas bancarias de los sindicatos españoles, les viene como ya era sabido, de la negociación colectiva y ahora por la gestión de los expedientes de regularización de empleo; los conocidos ERE. Por este motivo, en los últimos años, podían haber ingresado casi otros 500 millones de euros procedentes de la intermediación en los procesos, ya que por cada despido que gestionan los sindicatos, se llevan una ganancia que puede oscilar entre el 10% y un 15% de la cantidad que le corresponde a cada trabajador despedido, como indemnización. O sea, que no sólo cobran por defender a este trabajador, sino también por su despido. La cuestión es que tanto los sindicatos como la patronal, mercadean a costa de los trabajadores.
Aquí no termina el asunto, los sindicatos también reciben dinero público por gestionar los planes de pensiones. Según publicó hace unos días La Gaceta, “CCOO y UGT se embolsaron medio millón de euros anuales, por la administración del Plan de Pensiones de la Administración del Estado”.
Después de conocer estas mareantes cifras, ¿alguien duda de la fiabilidad de los sindicatos españoles?
Para terminar un pensamiento:
“Cuando se trata de dinero, todos son de la misma religión”.

Saludos, Miguel