lunes, 23 de mayo de 2016

PARAÍSO FISCAL




Desde que unos señores de diferentes ideas políticas se reunieron para discurrir algo parecido a una democracia, ningún gobierno se ha preocupado jamás de establecer unas leyes que obliguen a las grandes empresas y a las grandes fortunas a pagar los impuestos que le corresponden, ni cerrar las vías de escapes más o menos legales del sistema fiscal internacional que son por donde se aprovechan para ocultar sus beneficios. Tan abierta tienen la puerta de salida que apenas dejan al fisco español el 10% de lo que recaudan, el 90% restante sale del bolsillo de los contribuyentes que no tenemos escapatoria. Esta situación es uno de los motivos por el cual se incremente la pobreza y la desigualdad social. De hecho, somos el segundo país con más desigualdad de Europa, por detrás de Letonia. Sin embargo, ahora que se acerca la “segunda vuelta” de las elecciones, tenemos la ocasión de hacer algo positivo para tratar de reparar esta injusticia. Basta con estudiar detenidamente las propuestas de los partidos sobre esta materia, puesto que seguramente todos ofrecen algo… con trampa. Para evitarlo es importante analizar las medidas concretas que pretenden tomar y de qué forma las quieren cumplir, para que al final los buenos propósitos no se queden sólo en eso.
Confieso que a mí, como creo que les sucederá al resto de los ciudadanos de a pie, ignorábamos que España también es un paraíso fiscal. Aquí pasa desapercibida la figura de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros, (ETVE). Otra pena más para nuestros humildes bolsillos. Descarado. Resulta que desde el año 1.995, que por entonces gobernaba el Psoe con Felipe González de presidente y una suficiente mayoría en el Congreso, se creó un marco legal que permite que el capital que entra en España desde el extranjero, no tribute aquí ni a la entrada, ni a la salida. Nada en absoluto, “cero patatero”, que diría otro. Sin embargo ahí no queda la cosa, lo más indignante es que si alguna de las empresas integradas en esta sociedad, que como digo, jamás pagó ni cinco en Hacienda, consigue beneficios si tiene pérdidas. Aunque esta Ley fue aprobada hace años, los sucesivos gobiernos no han querido tocar el tema, a pesar que los Técnicos del Ministerio de Hacienda han advertido repetidamente que más del 70% del fraude en España proviene de las grandes empresas y de las grandes fortunas. Por esto a nadie debe extrañar que aquí los defraudadores se sientan cómodos, ya que España a pesar de ser el quinto país con el Impuesto de Sociedades más alto de Europa, la recaudación sea de las más bajas, por debajo del puesto 20.
Declaro sinceramente que me siento aún más irritado si cabe, desde que descubrí que los ingresos de la ETVE no pagan tributos, pero en cambio deducen sus gastos. Esto sí que es un gran fraude, además legal y con el beneplácito de Hacienda y la bendición del Gobierno. Es más: la ETVE puede pedir un préstamo millonario para comprar participaciones extranjeras, y… ¡¡se deducen los gastos financieros!!
Por ejemplo: Una empresa de este grupo pide un préstamo de 1.000  millones por los cuales paga unos intereses de 50 millones el primer año. (Declaración de pérdidas). Y mira por donde, una empresa cualquiera que pertenece al mismo grupo empresarial, registra ese mismo año 50 millones de beneficios, que casualmente corresponden a la misma cantidad que pagó la ETVE por los intereses del préstamo, de esta forma el fisco español no recauda un puñetero euro y a cambio, ha pagado los 50 millones de euros como pérdidas del grupo. ¡¡Manda güevos!!
 No olvidemos que cuando los que tienen no pagan, a los demás nos sale más caro. Así está España.

Saludos, Miguel.


lunes, 9 de mayo de 2016

ESTAMOS HARTOS




Estamos hartos. Hartos de políticos corruptos al servicio de las grandes corporaciones, de la banca y de los intereses partidistas además de los suyos propios. Estamos hartos de unos gobernantes que, apoyándose en estructuras creadas únicamente para incumplir las leyes, nos roben impunemente ocultos tras sus cargos.
El problema de la corrupción no solo preocupa a los ciudadanos españoles, organismos internacionales advierten a nuestras autoridades que endurezcan las leyes penales ante la alarmante situación de la corrupción española, asegurando que el actual Código Penal aún mantiene vigentes artículos aprobados hace dos siglos que favorecen las situaciones opacas, la corrupción y el latrocinio. A pesar de esto, los jueces españoles están investigando actualmente cerca de 4.000 políticos, que van desde simples concejales y alcaldes de pueblos pequeños, a ministros y ex-ministros del gobierno de Rajoy, añadiendo que la corrupción es el resultado de una Constitución que otorga un enorme poder a las autoridades locales que son aprovechadas por políticos indecentes para conceder contratos o terrenos “a dedo”, sin formalizar consulta alguna con el resto de las administraciones afectadas.
Para luchar contra esta lacra de oportunistas cínicos, bastaría con reformar la financiación de los partidos políticos y las leyes de Transparencia, así como el aumento de penas para impedir la corrupción, fortalecer la independencia de los auditores, y reforzar el actual sistema judicial escasamente financiado, que permite que muchos casos de corrupción queden sin resolver durante años, hasta llegar a la anulación de los procesos.  En cambio, los ciudadanos que hemos sufrido los rigores de los recortes presupuestarios en materia sanitaria, educativa y social no hemos visto el menor ejemplo de nuestros gobernantes, involucrados como están en permanentes procesos jurídicos por casos de corrupción. Esta es una causa añadida a un generalizado sentimiento de decepción y cabreo de la ciudadanía, que ha llegado a desestabilizar seriamente al gobierno y ha minando la credibilidad de la clase política en su conjunto, hasta llegar al actual hartazgo.
En mi modesta opinión, el único sistema para reformar la democracia y volver a creer en las instituciones, es votar a un partido que realmente sea capaz de lograr una auténtica coalición de partidos progresistas que quieran cambiar nuestra anticuada Constitución, creada de conveniencia en una situación atípica fraguada por los residuos de la dictadura franquista para justificar el momento, y pensada para beneficiar a unos pocos en detrimento de todos.
¡¡Basta ya de abusos!!


Saludos, Miguel.