sábado, 26 de diciembre de 2015

PACTOS Y COALICIONES




Después de las pasadas elecciones se habla mucho de pactos, coaliciones o alianzas de todo género y todas de muy difícil conjunción. Estas son las consecuencias de cuatro años del empobrecimiento general de la sociedad española que ha perdido la confianza en los partidos “de siempre”, y ha buscado amparo en nuevos y dudosos “salva patrias”.
Por mucho encaje de bolillos que trate de combinar una absurda amalgama de colores, no conseguirán otra cosa que emborronar más aún el difícil horizonte que se divisa al final del embudo de la realidad que nosotros mismos hemos creado. Sin embargo, suponiendo que lo imposible se pueda conseguir, que es mucho suponer, y por aquello que la política busca extraños compañeros de viaje, finalmente Pp&Psoe llegaran a un acuerdo efectivo y seguramente garantizaría un gobierno más o menos estable que falta hace. Entiendo que sería un error de enormes proporciones provocar cualquier signo de inestabilidad política, como convocar nuevas elecciones en estos difíciles momentos: los mercados caen en picado mientras la prima de riesgo se dispara, este nuevo año vence la deuda de 80.000 millones de euros que tenemos que pagar, y que nadie nos la va a financiar. ¿Eso es bueno para los españoles? Algo tendrán que hacer los políticos de verdad para demostrar lo que realmente son y no unos simples parásitos adictos a la mamandurria. No está el asunto para bromas.
Esta situación podría haberse evitado si nuestra Constitución incluyera el mismo sistema electoral que nuestros vecinos europeos con elecciones de ida y vuelta y listas cerradas.  Ahora, ante las especiales condiciones actuales del escenario político, a las que nadie está acostumbrado, con el partido ganador en minoría en el Congreso y con mayoría absoluta en el Senado, posibilita un increíble filtro que lamentablemente impediría una auténtica alianza política por ejemplo; paralizar temporalmente la propuesta para la reforma de la Constitución, o suavizar la lucha contra la corrupción. Sabemos que esto último, la corrupción, es prácticamente imposible de eliminar por completo, pero se pueden activar las leyes que en la actualidad permanecen dormidas en el limbo judicial, o crear otras que impidan a los corruptos disfrutar del producto de sus fechorías y su libertad.
La cuestión es que según queda el panorama político actual, con el Pp. en minoría en el Congreso, el Psoe de “capa caída” con la excepción de sus feudos naturales con Podemos pisándoles los talones, Ciudadanos que por mucho que quisieron ocultarlo, se supo a tiempo que son un producto ideado y patrocinado por el IBEX para controlar el mercado financiero, y que según dicen los expertos tienen fecha de caducidad, no queda otra solución, mal que nos pese, que lo menos malo que pudiera suceder sería un pacto de Estado Pp&Psoe por el “bien de España”. (No sé si a vosotros os pasará lo mismo, pero a mí se me ponen los pelos como escarpias cuando oigo esta expresión tan patriótica en boca de ciertos personajes, ¿no quedaría mejor que dijeran “por el bien de los españoles”?)
El asunto está claro: Votemos a quien hayamos votado, España seguirá en poder de los mismos de siempre. El bipartidismo seguirá gobernando y nosotros tan contentos.
España es así, y los españoles tenemos lo que nos merecemos.

Saludos, Miguel.

  

viernes, 18 de diciembre de 2015

NO ES UN INSULTO





Indecencia: Acto vituperable, falsa modestia.
Vituperio: Censura, desaprobación.
Falsa modestia: Elevada opinión de sí mismo.

Estas definiciones vienen expresadas en mi manual de consulta y en ellas nada hace pensar porqué el señor Rajoy se sintió molesto por un insignificante concepto de su propia personalidad, porque “indecencia” no puede considerarse un insulto, es la clara descripción de este personaje. Otra cuestión es que el señor Sánchez eligiese para decírselo un escenario público ante millones de espectadores y él lo tomara como una ofensa personal, porque hasta ese instante, nadie se atrevió a decírselo en su cara. A mi modo de ver bastante más ofensiva fue su reacción, embistió a su contrincante como lo haría cualquier mequetrefe de pueblo venido a más, le traicionó su vena caciquil, sus modales parecían los de un señorito de casino provinciano resentido. De todas formas, creo que a este señor alguien debería explicarle el significado de la palabra “indecente”. Me parece que indecente es llevar treinta años sin acudir a su puesto de trabajo en la Notaría de Santa Pola cobrando su sueldo, y negarse repetidamente a mostrar su expediente académico a quien corresponda. ¿Acaso teme que se conozca cómo consiguió su título? Opino que también es una indecencia rebajar hasta la miseria las ayudas a los dependientes sin ingresos mientras, supuestamente, él carga los gastos de su padre a los presupuestos de Moncloa. Engañar a los ciudadanos además de ser un insulto, también es una indecencia. Tampoco creo que son muy decentes, sus amigos de partido; Bárcenas; Rato, Blesa, Matas, Camps, Granados, González, etc. etc.
A pesar de todo y según dicen las encuestas, el señor Rajoy seguirá en el cargo pero con bastantes escaños menos que tenía en su anterior reinado, por lo tanto tendrá que acostumbrarse a gobernar en minoría y dialogar con los representantes de otros partidos. Aunque yo creo que eso de acatar imposiciones de terceras personas no va mucho con su personalidad, por lo cual pienso que no terminará esta legislatura.                  Personalmente esta situación no me disgusta, pero tampoco me agrada que un personaje como él dirija nuestro país, como tampoco me gustó que la Aguirre dirigiera la comunidad de Madrid ni la Barberá mandara en los valencianos. Es una situación vergonzosa, como también sería que este indecente personaje repita en el cargo otros cuatro años. En cualquier país europeo hace tiempo que hubiera sido relevado del cargo, puesto a disposición de la fiscalía con toda su cohorte y procesado, pero estamos en un país socialmente enfermo, donde la justicia no es precisamente independiente. A los españoles nos hace falta una purga de higiene democrática. 
Veremos qué nos depara el 20D.

Saludos, Miguel.


viernes, 11 de diciembre de 2015

MÁS DE LO MISMO




Después de 40 años de “demosgracias”, puedo decir que tanto los partidos políticos que han mangoneado en el Gobierno, como en las Autonomías o los Ayuntamientos, jamás han cumplido con sus promesas electorales. Para ellos, los ciudadanos somos unos “pringaos” que solo servimos para votarles tantas veces nos lo pidan, y para pagar los impuestos que necesitan para mantener todos los gobiernos con toda su parafernalia: los autonómicos con sus respectivos presidentes y sus correspondientes parlamentos, los ayuntamientos, las diputaciones y la “cueva de Alí-Babá” que han convertido al senado para seguir aforados y eludir la justicia. Se ríen de nosotros como si fuéramos gilipollas, y no les falta razón. Pues bueno, sigamos como si nada de esto sucediera, sigamos pagando religiosamente nuestros impuestos para que ellos continúen bien instalados y con los estómagos agradecidos. Tendremos lo que nos merecemos: más de lo mismo.
Los políticos de la casta, supuestamente se han “asociado” para turnarse en el poder. Esta gente pertenece a una calaña de individuos que solo aspiran a “pastar” de los presupuestos del Estado. Veremos que pasarán de puntillas sobre el sistema financiero, la justicia, la educación y la religión; no moverán un solo dedo para reformar la constitución, tan solo se dedicarán a llenar sus bolsillos y seguir engañando a los españoles como han hecho siempre.
La prueba de lo que digo la encontramos en el incumplimiento constante de sus promesas electorales. Todos sabemos la tendencia que tienen nuestros políticos a incumplir sus promesas. Esto es una queja  realista basada en la experiencia, solo tenemos que recordar las promesas incumplidas de Rajoy; todas sus promesas, sobre todo las sociales, fueron contrarias a las que prometió, puesto que todas las decisiones que tomó tenían unas alternativas que no quiso incluir. Por esto pienso que Rajoy engañó alevosamente a sus electores porque sabía de antemano que no tenía la menor intención de cumplir ninguna de ellas. El programa que nos vendió el Pp. fue y sigue siendo, una gran tomadura de pelo puesto que sabía que no sería capaz de bajar los impuestos mientras la deuda y el déficit subían imparables, ni tampoco sería capaz de crear empleo cuando al mismo tiempo, destruía el tejido económico productivo con el propósito de salvar al financiero.
Creo que debería existir una comisión que vigilara los incumplimientos de las promesas electorales, puesto que todos votamos por un programa electoral determinado, da igual el que sea. Si éste no se cumple, significa que han quebrantado su promesa, por lo tanto quedarían automáticamente descalificados para continuar gobernando. Si faltaran a su palabra no solo perderían credibilidad, como le sucede a Rajoy, también perjudican a su partido, cuestión ésta que se debería tratar judicialmente como un fraude electoral, de no ser así estaremos alimentando la corrupción y dañando la democracia. No deberíamos consentir semejante ofensa. Los programas electorales deberían contener una serie de principios básicos: austeridad, reducción del gasto público, eliminación de duplicidades, incrementar el control del fraude fiscal, y si además dispusieran que harían encerrar a los corruptos obligándoles a devolver todo lo escamoteado al Estado, que  los accionistas del IBEX 35 y demás banqueros contribuyeran con sus ganancias en aumentar las vacías cajas de la Hacienda Pública, abría dinero de sobra para devolver la confianza a los españoles que con tanto ahínco han maltratado con sus decisiones arbitrarias, de lo contrario seguiremos puteados como siempre.
Pienso que Rajoy y su comparsa, se han instalado en la mentira como método de gobierno, que solo merece el rechazo de sus votantes y el desprecio de todos los españoles. Amén.


Saludos, Miguel.

jueves, 3 de diciembre de 2015

DE CORRUPCIÓN LE VIENE AL GALGO.




Hace unos días recordé uno de los temas de corrupción más relevantes de la última etapa del franquismo que sucedió allá por el año 1.972, en una ciudad llamada Redondela, provincia de Pontevedra y me puse a curiosear en la red sobre lo que allí sucedió por entonces.
Aquel fue un suceso realmente llamativo porque allí desapareció por “arte de magia” más de 4.000 millones de kilos de aceite de oliva, valorados en más de 200 millones de las antiguas pesetas, un dineral en aquel tiempo. Pero eso no fue todo lo que encontré, según he podido saber, la investigación de la causa parece copiada del peor de los comics de Mortadelo y Filemón; hubo una serie de muertes de personas relacionadas con el caso, incluida la familia del administrador de la empresa, él incluido,  que aparecieron muertos a balazos en su casa de Sevilla, (este señor fue quien denunció el asunto en el juzgado), y otro de los acusados en Vigo. Un asunto realmente feo que involucraba altas personalidades políticas y empresariales de aquel tiempo.
El aceite en cuestión había sido almacenado por la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes con la finalidad de intervenir en el mercado para mantener unas reservas en caso de necesidad y estabilizar los precios cuando el mercado así lo exigiera. El asunto salió a la luz cuando hubo necesidad de trasvasar el aceite, y pudieron comprobar que los depósitos de almacenaje que supuestamente deberían estar llenos,  estaban completamente vacíos y con los precintos instalados en las llaves de vaciado aparentemente intactos.
A pesar que hubo un proceso  supuestamente serio, sólo fueron tres los acusados de los que apenas tenemos noticias. El juez del Tribunal Superior de Justicia encargado del caso, era por aquel entonces el papá de nuestro querido presidente del gobierno, señor Rajoy, el fiscal de la Audiencia de Pontevedra, era don Cándido Conde Pumpido, y uno de los abogados defensores fue don José María Gil Robles. Todos ellos personajes con “ilustres” apellidos. De los imputados solo sabemos que siete de ellos murieron en extrañas circunstancias y que al parecer, la investigación policial no obtuvo ningún resultado fiable. Al parecer, unos se suicidaron; otro, según consta en los informes, resbaló con una pastilla de jabón en las duchas de la cárcel y se rompió la cabeza contra el suelo, aunque según comentaron algunos testigos, lo encontraron completamente seco y vestido, otros fueron tiroteados, alguno de ellos acuchillado... Bueno, todos no murieron; el mayor sospechoso de ser el celebro de la banda, Nicolás Franco Bahamonde, alias “el hermanísimo”, murió plácidamente en su cama cinco años después, sin haber llegado siquiera a declarar por decisión del juez Rajoy Sobredo.
Según las noticias relacionadas con el caso que no tengo porqué menospreciar, entre los que se encuentra una página digital llamada “Publicocospia”, da suficientes referencias de conocer el tema, y que cualquier interesado puede tener acceso en la red, el caso terminó como había empezado; sin demasiadas complicaciones y sin apenas culpables. Según se puede deducir, jamás se investigaron a fondo las muertes de los testigos ni de los sospechosos implicados, ni de la misteriosa desaparición de los 5.000 folios que componían el sumario, y que estaban celosamente depositados en la Audiencia Provincial de Pontevedra, como tampoco nunca jamás se descubrió dónde fueron a parar los 4.000 millones de kilos de aceite de oliva robados, que eran propiedad del Estado Español.
Ahora, después de los años que han pasado, dicen las “malas lenguas” que cuando se silenció el caso, los cuatro hijos del Presidente de aquel tribunal, el papá de nuestro querido Presidente del Gobierno, señor Rajoy, tal vez, debido a sus excepcionales valías intelectuales y académicas, lograron alcanzar una meteórica carrera, siendo los estudiantes más jóvenes en obtener plaza en los difíciles y prestigiosos escalafones de la Administración del Estado.
¡Hay que ver lo mal pensada que es la gente!

Saludos, Miguel.