Después de las pasadas elecciones se
habla mucho de pactos, coaliciones o alianzas de todo género y todas de muy difícil
conjunción. Estas son las consecuencias de cuatro años del empobrecimiento
general de la sociedad española que ha perdido la confianza en los partidos “de siempre”, y ha buscado amparo en
nuevos y dudosos “salva patrias”.
Por mucho encaje de bolillos que trate
de combinar una absurda amalgama de colores, no conseguirán otra cosa que
emborronar más aún el difícil horizonte que se divisa al final del embudo de la
realidad que nosotros mismos hemos creado. Sin embargo, suponiendo que lo
imposible se pueda conseguir, que es mucho suponer, y por aquello que la
política busca extraños compañeros de viaje, finalmente Pp&Psoe llegaran a
un acuerdo efectivo y seguramente garantizaría un gobierno más o menos estable
que falta hace. Entiendo que sería un error de enormes proporciones provocar
cualquier signo de inestabilidad política, como convocar nuevas elecciones en estos difíciles momentos: los mercados caen en picado mientras la prima de riesgo se dispara,
este nuevo año vence la deuda de 80.000 millones de euros que tenemos que
pagar, y que nadie nos la va a financiar. ¿Eso
es bueno para los españoles? Algo tendrán que hacer los políticos de verdad
para demostrar lo que realmente son y no unos simples parásitos adictos a la
mamandurria. No está el asunto para bromas.
Esta situación podría haberse evitado si
nuestra Constitución incluyera el mismo sistema electoral que nuestros vecinos
europeos con elecciones de ida y vuelta y listas cerradas. Ahora, ante las especiales condiciones
actuales del escenario político, a las que nadie está acostumbrado, con el partido
ganador en minoría en el Congreso y con mayoría absoluta en el Senado,
posibilita un increíble filtro que lamentablemente impediría una auténtica
alianza política por ejemplo; paralizar temporalmente la propuesta para la
reforma de la Constitución, o suavizar la lucha contra la corrupción. Sabemos
que esto último, la corrupción, es prácticamente imposible de eliminar por
completo, pero se pueden activar las leyes que en la actualidad permanecen
dormidas en el limbo judicial, o crear otras que impidan a los corruptos
disfrutar del producto de sus fechorías y su libertad.
La cuestión es que según queda el
panorama político actual, con el Pp. en minoría en el Congreso, el Psoe de “capa caída” con la excepción de sus
feudos naturales con Podemos pisándoles los talones, Ciudadanos que por mucho que
quisieron ocultarlo, se supo a tiempo que son un producto ideado y patrocinado
por el IBEX para controlar el mercado financiero, y que según dicen los
expertos tienen fecha de caducidad, no queda otra solución, mal que nos pese,
que lo menos malo que pudiera suceder sería un pacto de Estado Pp&Psoe por
el “bien de España”. (No sé si a
vosotros os pasará lo mismo, pero a mí se me ponen los pelos como escarpias
cuando oigo esta expresión tan patriótica en boca de ciertos personajes, ¿no
quedaría mejor que dijeran “por el bien de los
españoles”?)
El asunto está claro: Votemos a quien
hayamos votado, España seguirá en poder de los mismos de siempre. El
bipartidismo seguirá gobernando y nosotros tan contentos.
España es así, y los españoles tenemos
lo que nos merecemos.
Saludos, Miguel.
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