Tenemos
una excelente oportunidad para crear un gobierno con verdadera responsabilidad
democrática, que nos haga olvidar estos años de señorío totalitario, pero… ¿Qué
partido político está mejor preparado? Analicemos al Psoe.
Los que tenemos cierta edad, hemos
vivido el cambio constante que ha experimentado el Psoe, siempre a la baja. Hace tiempo que este partido dejó de ser
el partido socialista de antaño que luchó contra la tiranía fascista y
contribuyó al cambio social en nuestro país. Los viejos militantes que pelearon
por obtener una vida mejor para los suyos, sufrieron persecuciones, vejaciones,
cárcel, exilio y muerte… porque creían en la justicia y en construir un país
mejor; una España de igualdad y libertad, lamentablemente desaparecieron. En la actualidad el Psoe es un partido descompuesto, sin referencia
ideológica, con unos líderes cada vez más mediocres y dispuestos a renunciar a
los principios socialistas propagando que son de “izquierdas” mientras hacen
políticas de “derechas”, jugando al despiste con sus votantes. Por lo
tanto, quien piense que el Psoe es un partido de “izquierdas”, está equivocado; en el partido ha habido tantas
traiciones y tantas renuncias, que se ha convertido en un simple partido sin
iniciativas y a disposición del poder económico.
Pasemos a estudiar al Pp.:
Sabemos que es un partido de “derechas” creado por antiguos franquistas
y por lo tanto sucesor de la peor época española, aunque ellos se definan de “centro-derecha”. Sin embargo, entre ellos
no se ponen de acuerdo; nos dicen ser “liberales”,
otros del “centro-reformista” y los
menos expresan su ascendencia “cristiano-demócrata”.
Aunque creo que todo corresponde a una calculada estrategia para camuflar su
auténtico programa ideológico. Para los
que conocemos su trayectoria desde los comienzos y hemos comprobado sus trapicheos,
sabemos que todo es un engaño; lo suyo es la manipulación y el travestismo
político y electoral más descarado de la reciente historia de España, que
consiste en proclamar en público una cosa y después hacer lo contrario, sin
importarles traicionar a los votantes que les apoyan.
Sobre Podemos no puedo añadir nada nuevo. Sabemos que es un partido Marxista que surgió del desastre social
y económico donde nos metieron los anteriores partidos, PP&Psoe. Podemos es consecuencia de la pérdida de
soberanía nacional, del empobrecimiento de la población más necesitada, del
aumento acelerado de la desigualdad social y de la falta de respuesta de los
partidos tradicionales. Es un nuevo partido al que hay que tener en cuenta.
Ciudadanos
a mi entender, es otra cosa. Este es un partido diferente a los demás, que emplea
una estrategia compleja: pretende jugar sin serlo, el papel de partido de “centro” para construir a su alrededor
una nueva ideología basada en la eficiencia y en la tecnocracia. Una ambigüedad estudiada dedicada a un electorado
inestable y que prácticamente se fundamenta en proteger al capitalismo de
amiguetes. Creo que tiene aspecto de tratarse de un partido de apariencias y
transitorio.
Con estos ingredientes España se hace
ingobernable porque sus políticos juegan con demasiados intereses personales, y
son demasiados políticos para ponerse de acuerdo. Sobran la mitad de políticos,
sobre todo los corruptos.
Tampoco quiero olvidar el papel que juegan los sindicatos mayoritarios españoles con su actitud presuntamente arbitraria en este galimatías político repleto de corruptelas. Estos “sindicalistas” amigos de las subvenciones, son absolutamente incapaces de organizar y canalizar la participación de los trabajadores. Hace tiempo que también se vendieron al poder financiero que supo utilizarlos en beneficio de los empresarios y así les va.
Qué gran favor haría a los españoles un
partido político o una coalición popular que fuese capaz de implantar un
verdadero sistema de ordenación económica y social que piense realmente en el
bienestar y el futuro de este país. Esto sí sería una excelente actitud nacionalista.
Los españoles debemos reivindicar una
alianza de partidos democráticos y eficientes, idealistas, prácticos, e
insobornables.
¡Tenemos derecho!
Saludos, Miguel.
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