domingo, 28 de octubre de 2018

DON PABLO EL DEL PP.





A pesar de lo poco que le conocemos, me barrunto que algo ocurre en la cabeza del recién estrenado presidente del clan de los genoveses cuando, debido tal vez a su desconocimiento político, ignora el significado de “memoria histórica”, además de carecer de un proyecto general para España. Esto es grave. Algunos incluso opinan que, aunque parezca lo contrario, don Pablo es un tipo poco inteligente. Es más, algunos entendidos se atreven a decir sin confirmarlo con rotundidad, que en algún momento de su adolescencia, el desarrollo normal de su capacidad cerebral, por causas desconocidas, pudo sufrir un fuerte desajuste y de ahí sus consecuencias. O sea, que de inteligencia poco. Para reforzar este argumento no hay que ir muy lejos en el tiempo: después de siete años en la Facultad de Derecho, solo fue capaz de aprobar la mitad de la carrera. Eso habla por sí solo.  No obstante, y para sorpresa de todos, hasta que no fue Diputado en la Asamblea de Madrid por el Pp., no fue capaz de aprobar el resto de la carrera, que como un milagro, o vete tú a saber, consiguió acabar en tan solo cuatro meses en la “famosa” Universidad Rey Juan Carlos. Ahí lo dejo.
A este personaje le persiguen sus múltiples titulaciones, obtenidas en la misma Universidad, entre otras cosas porque su Máster en “Computación Cuántica Genética”, le llegó mucho antes de matricularse en el curso gracias a la “velocidad cuántica”, y a la inestimable colaboración del aparato genovés. Y para intentar conseguir algún voto más, tanto a él como a su colega “naranjito”, nos lo presentan como chicos de hoy, guapos y modernos, impecables a simple vista pero no engañan a nadie, casi todos los ciudadanos saben que ambos representan a lo peor de la España franquista de los años 50.
La diarrea verbal del guapo presidente del Pp. le hace hablar de catástrofes y calamidades futuras para continuar con la política del miedo que su partido utiliza para intentar influir en la decisión de aquellos ciudadanos menos preparados y temerosos de Dios a la hora de ir a las urnas. Sin embargo protagoniza el más espantoso de los ridículos cuando, debido tal vez a su atrofia intelectual, pierde el control verbal y sufre un ataque de “titulitis” que le fuerza a mentir y decir estupideces en sus declaraciones.
Sabemos que los políticos mienten por convicción porque lo deben producir sus genes, pero éste miente con descaro, parece que lo hace por obligación, porque cree en la mentira programada y debe pensar que manipulando la verdad le puede proporcionar algún rédito político. Esto  forma parte de lo que le enseñaron durante su  intensa formación en el partido, y disponer en todo momento de una fe ciega en la mentira tradicional prueba la realidad del giro hacia la derecha radical que estamos conociendo.
De aquellos lodos estos barros.

Saludos, Miguel.


martes, 16 de octubre de 2018

PEDERASTAS EN LA IGLESIA



Cada día que amanece los medios de comunicación publican más y más casos de pederastia cometidos por curas y religiosos, no solo en la Iglesia Católica española, estos abusos por desgracia existen en las Iglesias Católicas de todo el mundo. A cualquier otra secta, por mucho menos la hubieran prohibido por peligrosa y destructiva. Creo que muchos de estos abusos podían evitarse como hacen en las iglesias de otras religiones; investigando allá donde haya curas, en cada colegio católico o en las parroquias, allí es donde tienen que investigar si realmente quieren poner freno a esa incesante caterva depravada de buitres con sotana si quieren impedir que sigan saciando sus instintos a costa de miles de niños indefensos.
Más de una persona podrá pensar que la Iglesia Católica es en sí misma una organización corrupta, y pueden caer en un error. Este es un tema bastante complicado porque nadie puede asegurar que todos los curas sean abusadores de menores. Ahí está el padre Ángel que ha dedicado su vida en apoyar a las personas sin recursos; o los curas misioneros que se sacrifican a diario ayudando a los demás en países tercermundistas olvidados. Sin embargo, éstos pasan casi inadvertidos como gotas de aceite en un océano. Cuando se conozca toda la verdad, si sucede algún día, puede que entonces pierdan parte de sus privilegios, pero mientras tanto, podrán seguir aplicando su propia “justicia” como hasta ahora porque es la única forma que disponen para ocultar y falsear sus actos.
Con el paso de los siglos se han acostumbrado al reinado de la impunidad en la Casa de Dios. Supuestamente los curas son los representantes del Señor en la tierra y a Dios nadie lo juzga, y ellos son como Dios, y su Iglesia los cobija bajo su extenso manto y sin leyes terrenales que les califique. Ese derecho adquirido desde tiempos remotos hace que ahora sólo podamos asomar la cabeza por la ventana para gritar, y esperar que alguien nos escuche.
¡Cuánto daño en nombre del Señor cometido por los miembros de una comunidad religiosa integrista,  supuestamente corrupta por pederastia, amparada con el cinismo rancio de obispos encubridores!
En España, el poder de la Iglesia es casi absoluto, y nadie hasta hoy ha sido capaz de obligar a la Conferencia Episcopal, entre otras cosas, a que facilite datos de los procesos que se han conocido. Todo ha sido evasivas y silencio, sin embargo hay que recordar, que esta Iglesia de la que estamos hablando, recibe muchísimos millones del Estado, y además está exenta de impuestos. ¿Bastaría con cerrar el grifo?
Ante los datos que existen y vamos conociendo, solo cabe la posibilidad de acusar a la Iglesia Católica de “Asociación Delictiva”, o algún otro artículo jurídico aplicable, pero dado el Poder fáctico que dispone… ¿Quién se atreve a poner el cascabel al gato? “Con la Iglesia hemos chocado, amigo Sancho”.
Para terminar, he de repetir que evidentemente todos los curas no son pederastas pero se puede acusar de encubrimiento a la Iglesia como institución, de todos los casos de pederastia cometidos por sus miembros.
Amén.

Saludos, Miguel.

        

martes, 2 de octubre de 2018

INDEPENDENTISMO CATALÁN



Estamos viendo cómo los independentistas catalanes tienen más fuerza y poder cada día que pasa. Las calles están prácticamente tomadas por los llamados CDR, estimulados por el presidente Torras y protegidos por la policía política catalana. Mientras, el Gobierno central tiene que soportar sus desmanes con temor porque sin el apoyo catalanista peligraría el sillón de la Moncloa. Tal vez por esa razón, el portavoz de Sánchez diga que la violencia callejera de los CDR son “causas asumibles”.
¡Y una leche!
 Quieren hacernos creer que en Cataluña no hay luchas callejeras cuando todo el mundo pudo verlas. Quizás esto se deba a cuestión de matices y realmente no se trate de luchas callejeras, sino una especie de guerra de guerrillas sabiamente encubiertas y perfectamente dirigidas, con libertad de movimiento, maniobrabilidad y total impunidad, sin tiros ni muertes… por ahora.
Los separatistas pretenden ganar batallas ejerciendo una violencia justa, que no deja de ser una estrategia inteligente: conseguir victorias con “batallas” de baja intensidad, es la mejor manera de lograr propósitos previamente establecidos. Es una forma segura de obligar al gobierno a tomar una determinación que favorezca sus planes independentistas. Lo que sucede en este caso, es que España como Nación no puede rendirse sin más, y ni Sánchez ni el Psoe puede regalar un pedazo de nuestro territorio a una banda de separatistas fanáticos que no dudan en perjudicar a una gran parte de paisanos con su violenta actitud sediciosa.
Debido a esto puede ser que logren el efecto contrario, y la presión contra Sánchez puede terminar por obligarle a mantener la unidad de España y no tendrá más remedio que volver a implantar el famoso artículo 155 en toda su extensión, aunque conlleve la intervención del ejército, el desarme de los Mossos, la disolución del Parlamento y enjuiciar a los responsables. Solo entonces, los paranoicos visionarios separatistas de una patria inexistente se darán cuenta que nunca jamás lograrán romper la unidad de España.
No obstante es tan necesario como urgente la unidad de todas las fuerzas políticas para que el Estado en su conjunto pueda hacer frente a esta vergonzosa situación y lo más razonable sería suspender la autonomía catalana porque según mi criterio, esto sólo se puede resolver de dos formas: con la unidad de los partidos constitucionales haciendo un frente común, o en los tribunales de justicia. Aunque me malicio que esto solo se puede hacer desde un Gobierno central serio, decente y digno, tal vez con menos titulaciones académicas, pero con fuerte voluntad política.
Creo sinceramente que esta delicada cuestión que agravó un partido de derechas con decisiones inapropiadas, solo se puede solucionar desde la perspectiva de un partido político de izquierdas realmente comprometido con la justicia, la razón y la igualdad.
Aun estamos a tiempo de fundarlo.

Saludos, Miguel.