miércoles, 30 de septiembre de 2015

AVARICIA EPISCOPAL



En esta España de Dios, eso de apropiarse de lo ajeno, (que al parecer se puso de moda allá en los tiempos gloriosos del Psoe y aun no ha terminado), sigue siendo práctica común. Cada cual es como es y se lleva cuanto quiere y como puede de los demás, y quien esté libre de pecado… que tenga cuidado por aquello del efecto boomerang. Bueno, por si no teníamos bastante con políticos, empresarios, sindicalistas y allegados corruptos, los obispos de la Iglesia Católica y Apostólica, (no la romana, sino la española), no se quedan atrás: tan sutiles como zorros en celo, se están quedando con parte del patrimonio español que utilizan para ejercer su evangelio, inmatriculando a su nombre cualquier cosa que se ponga a su alcance y que merezca la pena.
Las apropiaciones realizadas por la iglesia durante años, según dicen varios colectivos ciudadanos y cristianos que han denunciado el caso en el Tribunal de La Haya, las han calificado como Fraude de Ley y Abuso de Derecho, ya que no sólo se trata de bienes públicos o patrimoniales: cualquier finca o inmueble no inscrito en el Registro de la Propiedad, es susceptible de ser inmatriculado por cualquier avispado obispado, como han hecho con locales comerciales, viviendas, solares, fincas rústicas, viñas, olivares, montes, ermitas, cementerios, o monumentos Patrimonio de la Humanidad como La Giralda de Sevilla y La Mezquita de Córdoba. Como todos sabemos, los templos religiosos, monasterios, conventos, etc. fueron construidos por  y para  el pueblo como lugares de culto. Pero no creáis que se conforman sólo con el continente, como no podía ser de otra forma también se quedan con el contenido; o sea, que los tesoros que celosamente guardan las iglesias que son de un valor incalculable, también pasan a ser de su propiedad. En los últimos años la Iglesia ha registrado a su nombre más de 4.500 propiedades que habían sido financiadas por vecinos, ayuntamientos y con subvenciones estatales.
Las provincias de Navarra, Alicante, Cáceres, León y A Coruña, además de Córdoba, Sevilla y otras en menor consideración, fueron las más saqueadas en los diez últimos años; sólo la Comunidad de Navarra cuyo obispado  debe ser algo avaricioso, ha sufrido más de 1.086 incautaciones durante ese tiempo. Esta descarada inmunidad de la Iglesia que le otorga gratuitamente el Gobierno, se ha convertido en un serio problema para centenares de municipios que están viendo cómo siglos de historia cambiaron de dueño estampando una simple firma.
Esto hace la Iglesia Católica enarbolando la bandera de la “caridad cristiana”, y a la chita callando pone a su nombre los bienes que no están a nombre de nadie, y ya se sabe que lo que no es de nadie, no es público ¡¡es divino!!
Para tratar de entender algo esta situación, si es que hay algo que entender, diré que el concepto de inmatriculación se refiere a la primera inscripción de un bien cualquiera en el Registro de la Propiedad. Por esta simple razón, la Iglesia como entidad institucional, tiene la facultad que le otorga una vieja Ley franquista que nadie se ha atrevido a derogar y que fue ratificada por el Gobierno del señorito Aznar gracias a la reforma de la Ley Hipotecaria del 1.998, con el fin de poder apropiarse de cualquier bien que no esté registrado.
Creíamos que solo los partidos políticos y sus satélites eran unos miserables insaciables, y mira por donde resulta que la Iglesia Católica no les va a la zaga. Los primeros se quedan con nuestro dinero, y los otros con nuestro patrimonio.
¡¡Manda güevos!!
Alguien debería parar este saqueo y encerrar de una puñetera vez a tanto delincuente disfrazado de corbata o con sotana. Tienen que devolver al pueblo todo aquello que con malas artes nos están quitando. Acabar con los privilegios de esta organización, y que todos los bienes del pueblo vuelvan a ser del Estado.
¡¡Ya está bien!!



Saludos, Miguel.

viernes, 18 de septiembre de 2015

CONSPIRACIÓN CATALANA



La cuestión separatista catalana enfocada desde un punto de vista que pretende ser lo más objetivo posible, es el resultado de repetir año tras año las mismas mentiras dichas por políticos independentistas que durante mucho tiempo manipularon la historia a su antojo. Ya sabéis que una mentira si se repite continuamente, se convierte en realidad. Si a esto añadimos el férreo control del sistema educativo manipulado que ejercen algunas comunidades con el visto bueno de los gobiernos de turno, y la intervención arbitraria de los medios de comunicación, el resultado es el que estamos viviendo.
Si observamos el método empleado por los políticos catalanes partidarios del separatismo, nos daremos cuenta que usan el mismo procedimiento fanático que utilizaron los seguidores del nazismo de Adolf Hitler. Primero inventó el concepto de “raza aria”, basándose en los instintos básicos de la raza humana; orgullo, miedo, frustración, odio, etc., que le dio poder para manipular las voluntades de los exaltados alemanes de aquellos años. Los catalanistas que aspiran a construir una Nación donde nunca la hubo, aprendieron bien la solidez de este viejo mecanismo y lo aplican como técnica de control de masas hartas de la política centralista española deshonesta, tachando de anticatalanista a quienes no se someten a sus reglas.
Los políticos catalanistas no se ocultan para engañar a su gente tratando de convencerlos de que, cuando se separen de España, pasarán de inmediato a ser un miembro más de la UE., y también ahí les mienten, puesto que en el instante que abandonen el patrocinio español, automáticamente quedarían fuera de la UE., y tendrían que ponerse a la cola de países que tienen solicitado su ingreso formalmente, como Croacia, Albania, Macedonia, Serbia, Turquía, Islandia, etc.
Otra de las mentiras recurridas por Más y sus secuaces, consiste en convencer a sus seguidores que, tras la independencia, Cataluña se acogería a la Convención de Viena de 1.978, que juzga sobre la Sucesión de Estados, puesto que, según he podido saber,  este acuerdo sólo es aplicable a los tratados internacionales sobre derecho, medio ambiente, diplomacia, etc., y tan solo se ajusta a tratados entre Estados que estén reflejados en el registro original del texto, y Cataluña como Estado, no aparece inscrito en el mismo.
Lo que parece ser cierto es que Cataluña como país quedaría fuera del Euro, su exportación a países de la UE., incluida España, sería cargada con costosos aranceles, además de estar limitada por las cuotas de participación que establece Bruselas. Si a esto añadimos que carecen de recursos naturales, y que la riqueza que genera la región, proviene mayoritariamente de la industria y del sector servicios, tendría que importar la materia prima para su producción industrial, cuyos desembolsos se realizan en moneda solvente como dólares o euros, y al quedar fuera del euro, tendría que acuñar su propia moneda, con el consiguiente perjuicio económico añadido, y como “la pela es la pela”, la mayoría de empresas pensarían en cambiar de aires.
Por lo tanto, la independencia catalana sólo serviría para tratar de ocultar el latrocinio de sus políticos y reírse de los incautos.
Resumiendo: Cataluña sin el apoyo de España, no sería competitiva en ningún país del mundo, por lo tanto el resultado de su independencia sería dramática para ambos.


Saludos, Miguel.

lunes, 7 de septiembre de 2015

LAS CORRIDAS DE TOROS



En estos días proliferan las ferias y fiestas por casi todos los pueblos de España, donde los encierros, las corridas de toros y las vaquillas populares son una tradición que difícilmente se puede descartar. No obstante, de un tiempo a esta parte, alguien con suficiente poderío se ha dedicado a activar un movimiento donde abundan ruidosas manifestaciones anti-taurinas que, terminan con enfrentamientos entre los defensores de la llamada “fiesta nacional”, que en la mayoría de los casos acaban con insultos y lesionados.
Antes de continuar exponiendo mi particular criterio sobre el propósito final de este controvertido tema, he de decir que me encuentro en la zona neutral del mismo. O sea, que me es indiferente el asunto taurino, aunque me gustaría matizar varios de los argumentos que utilizan los bandos antagonistas de esta discusión.
Se conocen informes que hablan de los juegos con toros en la edad de bronce, también se sabe que el Emperador Carlomagno fue aficionado a estos juegos durante su campaña contra los moros en la península ibérica, allá por el año setecientos y pico. Sin embargo, tanto a pie como a caballo era conocida en el siglo XII comoel arte de lidiar toros”, aunque tal y  como hoy las conocemos, apareció en España allá por el siglo XVIII. Desde entonces han despertado más de una polémicas entre seguidores y contrarios que siempre emplean los mismos argumentos; religiosos, morales, económicos, estéticos, políticos y culturales. Lo cierto es que después de tantos siglos de existencia, pese a cuanto quieran decir sus detractores, las corridas de toros forman parte de la historia de España y en consecuencia, tratar de prohibirlas sería como atentar contra el derecho universal de la libertad de los hombres.
Actualmente, quienes encabezan las manifestaciones contra la celebración de las corridas de toros, parece ser que son los defensores de los animales que califican la fiesta como un “acto de barbarie”, y aseguran que la muerte del toro es “consecuencia de un dolor prolongado”, un “doloroso proceso de tortura”.
Está claro que los anti-taurinos defienden que el toro sufre duramente durante la lidia, y puede ser cierto, ya que desde el “tercio” de picadores, hasta la suerte de espadas, pasando por la de banderillas, es una progresiva tortura dirigida a reducir la capacidad defensora del animal, y aunque la “puntilla” se utilice para rematar al toro moribundo seccionando su médula espinal, el toro solo queda paralizado, y en la mayoría de los casos entra vivo al desolladero.
Por la otra parte, los defensores taurinos argumentan que se trata de una tradición artística, una cultura propia de la identidad española que se ha reavivado debido al reciente debate político nacionalista. Los aficionados cuestionan que no solo se trata de un animal que se enfrenta a un torero que lo espera en pie firme en la arena. El toro de lidia nace, se cría y vive en libertad, los ganaderos se ocupan y preocupan que tengan buena salud hasta el mismo día de la corrida, y no puede ser de otra manera, ya que en ningún lugar del mundo existen toros en estado salvaje. Si prohibiesen la tauromaquia, las empresas del sector que los crían y mantienen, desaparecerían. Tal vez quedarían algunos para carne y otros pocos para exponerlos en zoológicos, pero como toro bravo de lidia dejaría de existir.
Ciertamente, no es lo mismo la muerte del toro bravo durante la lidia en la plaza, que  la muerte de un toro criado en una granja y muerto en el matadero. Son unos años de vida libre a cambio de quince minutos de lucha a muerte en la arena, en los que tiene todas las papeletas de perder. Pese a todo, creo que no es moralmente aceptable morir en un lugar que en otro, aunque el final sea el mismo y ambas prácticas sean igual de injustas. Llegado a este punto, cabe preguntarse: qué será mejor para el animal, ¿morir en la plaza luchando con bravura, o en el matadero como un buey?
Conclusión: Hay personas que disfrutan en las corridas de toros y otras que las detestan; es simple cuestión de gustos. No es cuestión de prohibiciones que aborrezco; quien quiera que vaya a la plaza y quien no, que no lo haga. Es así de sencillo.

Saludos, Miguel.