En
este momento, cuando muchas personas disfrutan de unas merecidas vacaciones
tostándose al sol tumbados en la arena, en la otra orilla del Mediterráneo, frente
a ellos, exactamente entre Israel y Palestina, se encuentra la línea fronteriza
y la población de Gaza, donde sobreviven miles de palestinos que cuentan a sus
muertos por docenas; hombres, mujeres y niños llenos de vida, están siendo
masacrados sin que la “civilizada” comunidad occidental intervenga en el eterno
conflicto Judío-Palestino. Al parecer ningún país se encuentra capacitado para
exigirles que pongan fin a tan injusta situación. Incluso el todopoderoso Tío Sam mira hacia otro lado porque una hipotética intervención dañaría
sus intereses, (no hay que olvidar que Israel actúa como vanguardia de USA en
Oriente).
Según
parece, ninguna de las partes en la disputa se detiene a reflexionar la
posibilidad de convivir conjuntamente con el vecino respetando su religión, sus
creencias y su modo de vida, para poder gozar después de tantos años de lucha de
una paz auténtica y real. Cualquier intento que no vaya en la dirección de un
diálogo efectivo donde no haya vencidos ni vencedores, estará condenado al
fracaso. Toda la lucha viene desde tiempos remotos porque las dos partes creen
tener derecho a la propiedad de aquellas tierras. Los judíos, (hebreos, israelitas, semitas y sionistas), dicen tener
derecho a vivir en Palestina desde el año 1.600 a.C., que fue cuando Abrahán
llegó a Mesopotamia. En cambio los árabes, (musulmanes, islámicos, palestinos,
no los mahometanos), ocupan de hecho Palestina desde el siglo VIII d.C., y
hasta hoy nadie ha sabido, o querido
poner fin a la trifulca porque hay por medio muchos intereses, entre
ellos España que vende armas a Israel, como tampoco creo que a los políticos
les importe demasiado un muerto más o menos. Por lo tanto, mientras ninguno de
los contendientes entre en razones, seguirán llenándose las tumbas de personas
por lo general inocentes, que son descaradamente manipuladas desde la infancia
para defender los intereses de los mercaderes de armas que estimulan el odio
racial en este angustioso conflicto.
De
vuelta a nuestro país, tengo que decir que el clero, con su doble moral, intenta
hostigar a sus propios fundamentalistas para que organicen una nueva cruzada “Por Dios por la Patria y el Rey”. Algunos
curas incitan a la parroquia desde el púlpito, a un “Alzamiento Nazional de Liberación” con evidente nostalgia del pasado.
Aseguran que la crisis que por desgracia padecemos, “… no es económica ni política,
se trata de una crisis espiritual”. ¿Acaso
querrán decir que son los espíritus quien nos quita el pan de la boca? ¡Señor qué cruz!
Ya
sabíamos de la desfachatez miserable de nuestros gobernantes, sin embargo cada
día que pasa, se superan a sí mismos. Ahora están vendiendo a sus amiguetes
bancos rescatados con dinero público, el nuestro, a precio de saldo. Con esta
política servil, buscan su propia seguridad a nuestra costa. Hasta hoy con
estas ventas poco transparentes, hemos perdido 6.500 millones de euros que
nos costó el rescate, más otros 25
milloncejos del diferencial bancario originado por la venta a la baja.
Siguiendo
la tradición, el singular ministro Soria, (otro que tal baila), nos quiere
amargar las vacaciones. Vuelve a amenazarnos con otra inminente subida en la
tarifa eléctrica. Es vergonzosa la insolencia que tienen los miembros de la
casta fascista para desviar dinero público hacia las arcas privadas. Con una
mano se dan golpes de pecho, mientras que con la otra firman decretos para
rebajar los presupuestos de las personas con dependencia; para la sanidad
pública y para los comedores infantiles.
Estoy
seguro que a no tardar, conseguiremos cambiar esta situación. ¿Podemos?
Saludos,
Miguel.