Hace muchos años dejé de creer que los
políticos son unos seres amables, siempre sonrientes y que se desviven por encontrar
soluciones para nuestros problemas al tiempo que administraban honradamente
nuestros impuestos. Es pura ficción, todo teatro, una pura mentira. Los
políticos son simples actores que siguen un guión establecido en el cual la
ciudadanía les importamos algo sólo para las elecciones, nos utilizan para
guardar las apariencias “democráticas” con las urnas. Inmediatamente después se
olvidan de nosotros y de sus promesas. A partir de ese día solo piensan en
asegurar su propio futuro vendiendo influencias, cobrando comisiones y al
terminar su mandato, disfrutar de una lucrativa paga vitalicia que nosotros
pagamos.
Cuando se acercan unas elecciones tengo
la sensación de que mi voto no sirve absolutamente para nada, puesto que vote
al partido que vote, los ganadores van a lo suyo, irán a enriquecerse cuanto
antes, por si acaso. Por nuestro bien, esta política de listas cerradas debe
cambiar. En España urge establecer un “plan
renove”. Es necesario rejuvenecer de
una vez por todas el sistema político actual, y acabar con los poderosos clanes
de tipología mafiosa que se amparan en la política para enriquecerse.
Necesitamos nuevos políticos para reformar la Constitución, actualizar la Justicia,
modificar la Educación, mejorar la Sanidad, restablecer el Empleo, restituir el Sistema de Bienestar de los ciudadanos, acabar con la corrupción y encarcelar de
una puñetera vez a los ladrones de guante blanco y sangre azul. Debemos exigir la renovación de un sistema
que envejeció poco después de nacer. Lo aniquilaron una clase de políticos
farsantes, incompetentes y corruptos entregados exclusivamente al servicio del
capitalismo feroz.
Ha llegado el momento de reflexionar seriamente
sobre qué debemos hacer con nuestro voto. He llegado a pensar que votar en
blanco sería casi lógico puesto que estos políticos no se merecen otra cosa, pero
esta opción se contabiliza, quiero decir
que reporta dinero al partido que más papeletas obtenga en las urnas, porque
así tienen montado el “chiringuito”
electoral que no les interesa cambiar a ninguno de los partidos con opciones.
Recordareis como yo, que gane el partido que gane, todos pregonan que han
ganado, aunque el resultado final lo desmienta. Pues eso, ciertamente todos
ganan puesto que para este año, las cuentas públicas para estas elecciones se incrementaron
un 27’9%, (recordad que para los pensionistas fue del 0’25%).
La abstención tampoco tiene ningún
efecto en términos electorales, los políticos cuentan con esta opción. Quienes la practiquen posiblemente ignoren
que actuando de esa forma no estarían integrados en el juego electoral y por su
falta de interés social deberían ser rechazados por ésta misma sociedad. A mi juicio, no
deberían autoproclamarse demócratas, puesto que no ejercen el principal derecho
que tenemos la gente del pueblo para elegir nuestros administradores. Además en
España está comprobado que la abstención beneficia a la derecha. Otra cuestión es que éstos
se lo merezcan. De ahí que debemos exigir listas abiertas.
Existe la posibilidad de votar para que
nadie se pueda beneficiar de nuestro carácter democrático y que al mismo tiempo
sea una llamada de atención. El voto nulo. Al menos con este voto ningún partido podrá sacar rentabilidad de él. Además el
voto nulo es tan sencillo como garabatear las papeletas, o escribir algo así: “No a los políticos torpes y corruptos”.
La mayoría de los ciudadanos ignoran que
los partidos políticos cobran por cada habitante; por cada nombre reflejado en el
censo electoral, y además por cada voto útil depositado en las urnas. A esto
hay que añadir las subvenciones por los resultados electorales; por los votos
conseguidos y por los envíos de propaganda electoral. Por si esto no fuera
suficiente, las comisiones y gastos que
nos cobran los bancos, son utilizados para compensar por las deudas de los
partidos, procedentes de los préstamos que pactan con ellos y que al final
pagamos nosotros. Un descarado “saqueo
electoral”.
En fin, en los pocos días que quedan
para acudir al Colegio Electoral, meditaré profundamente para que mi voto no se
pierda en el tiempo ni en el espacio.
Os saluda, Miguel.
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