miércoles, 21 de mayo de 2014

HACIA EUROPA


Hace muchos años dejé de creer que los políticos son unos seres amables, siempre sonrientes y que se desviven por encontrar soluciones para nuestros problemas al tiempo que administraban honradamente nuestros impuestos. Es pura ficción, todo teatro, una pura mentira. Los políticos son simples actores que siguen un guión establecido en el cual la ciudadanía les importamos algo sólo para las elecciones, nos utilizan para guardar las apariencias “democráticas” con las urnas. Inmediatamente después se olvidan de nosotros y de sus promesas. A partir de ese día solo piensan en asegurar su propio futuro vendiendo influencias, cobrando comisiones y al terminar su mandato, disfrutar de una lucrativa paga vitalicia que nosotros pagamos.
Cuando se acercan unas elecciones tengo la sensación de que mi voto no sirve absolutamente para nada, puesto que vote al partido que vote, los ganadores van a lo suyo, irán a enriquecerse cuanto antes, por si acaso. Por nuestro bien, esta política de listas cerradas debe cambiar. En España urge establecer un “plan renove”. Es necesario rejuvenecer de una vez por todas el sistema político actual, y acabar con los poderosos clanes de tipología mafiosa que se amparan en la política para enriquecerse. Necesitamos nuevos políticos para reformar la Constitución, actualizar la Justicia, modificar la Educación, mejorar la Sanidad, restablecer el Empleo, restituir el Sistema de Bienestar de los ciudadanos, acabar con la corrupción y encarcelar de una puñetera vez a los ladrones de guante blanco y sangre azul. Debemos exigir la renovación de un sistema que envejeció poco después de nacer. Lo aniquilaron una clase de políticos farsantes, incompetentes y corruptos entregados exclusivamente al servicio del capitalismo feroz.
Ha llegado el momento de reflexionar seriamente sobre qué debemos hacer con nuestro voto. He llegado a pensar que votar en blanco sería casi lógico puesto que estos políticos no se merecen otra cosa, pero esta opción se contabiliza, quiero decir que reporta dinero al partido que más papeletas obtenga en las urnas, porque así tienen montado el “chiringuito” electoral que no les interesa cambiar a ninguno de los partidos con opciones. Recordareis como yo, que gane el partido que gane, todos pregonan que han ganado, aunque el resultado final lo desmienta. Pues eso, ciertamente todos ganan puesto que para este año, las cuentas públicas para estas elecciones se incrementaron un 27’9%, (recordad que para los pensionistas fue del 0’25%).
La abstención tampoco tiene ningún efecto en términos electorales, los políticos cuentan con esta opción. Quienes la practiquen posiblemente ignoren que actuando de esa forma no estarían integrados en el juego electoral y por su falta de interés social deberían ser rechazados por ésta misma sociedad. A mi juicio, no deberían autoproclamarse demócratas, puesto que no ejercen el principal derecho que tenemos la gente del pueblo para elegir nuestros administradores. Además en España está comprobado que la abstención beneficia a la derecha. Otra cuestión es que éstos se lo merezcan. De ahí que debemos exigir listas abiertas.
Existe la posibilidad de votar para que nadie se pueda beneficiar de nuestro carácter democrático y que al mismo tiempo sea una llamada de atención. El voto nulo. Al menos con este voto ningún partido podrá sacar rentabilidad de él. Además el voto nulo es tan sencillo como garabatear las papeletas, o escribir algo así: “No a los políticos torpes y corruptos”.
La mayoría de los ciudadanos ignoran que los partidos políticos cobran por cada habitante; por cada nombre reflejado en el censo electoral, y además por cada voto útil depositado en las urnas. A esto hay que añadir las subvenciones por los resultados electorales; por los votos conseguidos y por los envíos de propaganda electoral. Por si esto no fuera suficiente, las comisiones y gastos que nos cobran los bancos, son utilizados para compensar por las deudas de los partidos, procedentes de los préstamos que pactan con ellos y que al final pagamos nosotros. Un descarado “saqueo electoral”.
En fin, en los pocos días que quedan para acudir al Colegio Electoral, meditaré profundamente para que mi voto no se pierda en el tiempo ni en el espacio.

Os saluda, Miguel.


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