El pasado fin de semana fue íntegramente
consagrado a la exaltación y gloria del presidente y subordinados de uno de los
partidos políticos más corruptos de España.
Como no podía ser de otra forma, Rajoy
ha presumido ante los asistentes a la reunión de amiguetes PePeros, de “buena
gestión y ejemplaridad”. Sin embargo, no hay que esforzarse demasiado
para decir sin miedo a equivocarse que esa gente miente incluso ante los suyos
porque eso de “buena gestión” es otra de sus calumnias, ya que la deuda pública de la nación se ha
duplicado en los años que lleva al frente de la dirección del gobierno. En
cuanto hablar de “ejemplaridad” estando el
partido y sus secuaces procesados en decenas de causas judiciales, como la
Gürtel, la Púnica, caso Bárcenas, y un larguísimo etc., parece una broma de mal
gusto. De todas formas hemos de reconocer que sus seguidores deben disfrutar de
un encaje especial, unas tragaderas sin fondo, porque… ¿cómo se puede glorificar una gestión que ha endeudado al país en más
de 500.000 millones de euros en solo
cinco años, y ha hecho desaparecer el 90%
del fondo especial de la hucha de las pensiones?
Durante el encuentro tuvieron el
intolerante cinismo de pasar de puntillas por el discurso social para intentar
esconder la miseria donde han llevado al país, negando la realidad. Eso sí,
dejaron bien claro que seguirían protegiéndose a sí mismos y a los bancos y
empresarios de su ámbito que a fin de cuentas son los que pagan. Con sus elogiosos
discursos lograron ofender a los pensionistas, a las viudas, dependientes,
trabajadores… tan solo les importó puntualizar que seguirían mangoneando en el
sistema mientras pudieran.
A pesar de todo, los medios de
comunicación presentes en el lugar, fieles a la mano que les da de comer, vendieron
al público que el congreso fue algo así como un mar en calma, un paseo
hitleriano en loor de multitudes. Todo tranquilo como corresponde a una reunión
de personas “refinadas”. Mentira.
Otra burda manipulación protagonizada por el servicio de desinformación del
régimen porque según dicen algunos de los indignados asistentes, desde el
primer día hubo silbidos y abucheos, y posteriormente tras el “pucherazo” que se originó tras el
aparente “recuento” de votos a mano alzada, que por lo visto nadie pudo ver, se volvieron a escuchar gritos y
protestas, que además dieron lugar a varias dimisiones. Por lo tanto, de “congreso placentero”, nada de nada. Al final pareció un resultado
insípido causado según parece, por el aborregamiento de sus bases y la
inestimable colaboración de los medios de comunicación adictos al rancio
sistema caciquil. Todo perfectamente organizado y desarrollado según el manual
espiritual salido del cubil genovés. Eso sí: en pocos congresos hemos podido
ver tanta gente incriminada por casos de corrupción y eso que no pudieron estar
todos, porque el “imperativo legal” les obligó a estar retenidos en la
cárcel.
Las malas lenguas dicen que más que un
congreso político, aquello parecía una convención de representantes de una
multinacional. Otros en cambio, opinan que parecía una reunión de “Cosa
Nostra”, con su código de honor conocido como la “omertá” o Ley del Silencio incluido.
Saludos, Miguel.
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