Pienso
yo, que tantos accidentes mortales de personas como últimamente están
ocurriendo, durante el saludable ejercicio del ciclismo, no deberían ser
achacables a las carreteras ni a los conductores que circulan por ellas. Según
mi opinión, el verdadero origen del problema corresponde en su totalidad a los
políticos que no saben qué hacer para ganar votos sin importarles cómo ni de
qué forma conseguirlos.
No
hace muchos años, los ciclistas debían circular obligatoriamente en “fila india”
por la parte más próxima a su derecha. Pero alguien, seguramente un
político con intereses en el sector, se le ocurrió la brillante idea de
eliminar aquella sensata disposición, y desde entonces los ciclistas pueden ir
como quieran, y así les va. Es absurdo que las bicicletas compartan el mismo
espacio que los vehículos a motor, entre otras cosas por la enorme diferencia
de velocidad y vulnerabilidad. Este argumento no debió preocupar las cabezas
pensantes de la DGT que en tiempos de Zapatero cometieron la irresponsabilidad
de permitir que las bicicletas pudieran invadir las calzadas, y en muchas
ciudades las aceras peatonales, lugares radicalmente incompatibles y
desaconsejados. Vemos a diario por las calles de algunas ciudades, cómo algún ciclista
irresponsable no respeta ninguna norma de seguridad de tráfico. Circulan por
las aceras sorteando peatones; se saltan semáforos, el stop en los cruces, para
ellos no existen preferencias ni direcciones prohibidas, otros aparecen de repente
por cualquier lado esquivando los coches como si compitieran en una carrera de obstáculos.
Van sin luces, sin timbre, sin espejos retrovisores, sin casco, y a veces con
un pasajero sentado en el manillar. No me gusta generalizar porque no todos los
ciclistas son inconscientes, pero también hay amantes del riesgo que cometen
infracciones de tráfico por el simple placer de hacerlo. Les motiva entorpecer
la circulación sin respetar nada ni a nadie. Al ciclista inconsciente le seduce
jugarse la vida por carreteras inadecuadas teniendo la opción de hacerlo por
caminos rurales, de montaña, vías verdes o senderos donde ningún otro vehículo
puede circular, en su lugar, prefieren correr por cualquier carretera cargada
de tráfico pesado, sin apenas arcén, o invadiendo completamente un carril a
sabiendas que les puede costar la vida
No
trato de culpar a todos los conductores de bicicletas u otros vehículos, por la
misma razón que ni todos los conductores circulan borrachos, ni todos los
ciclistas son indiferentes al riesgo, cada cual debe ser responsable de sus
actos. Los ciclistas culpan a los vehículos de motor, los automovilistas a los
ciclistas, y los peatones a los dos. Todos debemos ser conscientes que para
evitar más accidentes hay que asimilar de una vez por todas, que las carreteras
son para el transporte y los vehículos a motor, y no están diseñadas para que por
ellas circulen las bicicletas. Las personas debemos aprender a utilizar las vías públicas, y los políticos
deberían hacer leyes que impidan a los
ciclistas circular por carreteras secundarias y al mismo tiempo instalar carriles
preferentes para los usuarios de las bicicletas. Al mismo tiempo, podían evitarse
muchos accidentes enseñando en los colegios desde edades tempranas, las normas
básicas de educación y seguridad vial. Para esto deberíamos exigir a los
políticos que restablezcan cuanto antes la Ley
Obligatoria de Educación Vial. Es preferible regular en vez de prohibir.
Es
posible que esta manifestación no agrade a los amantes del ciclismo. No
obstante quiero hacer constar, que subrayo esta publicación pensando en ellos
porque prefiero que disfruten de la vida en lugar de ver a sus familiares
llorando en el cementerio.
Saludos,
Miguel.
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