martes, 20 de noviembre de 2018

EL CATALÁN ERRANTE



Estamos viendo cómo la política española, en vez de renovarse  aprendiendo de sus propias faltas, se degrada cada día más. De ahí que sean pocos quienes a estas alturas crean en una solución a corto plazo de los muchos problemas que afectan a los españoles. El cuadro político actual no es para nada optimista, con los partidos mayoritarios a la gresca por el reparto de intereses electorales porque ni el Pp, Psoe, C’s, ni mucho menos UP, tienen asegurada una representación medianamente apreciable en el lote de escaños de las próximas elecciones.
Y todo viene porque no tenemos ningún político con carácter ni redaños para poner algo de orden en las instituciones de la nación. Uno de estos políticos, el señor Rivera, el catalán errante del C’s, a pesar de su juventud y locuacidad, como cualquier político al uso, no parece persona de mucho fiar porque hoy dice una cosa y mañana hace lo contrario. Parece que no va a ningún sitio dando tumbos sin rumbo determinado. Promete que cuando llegue al Poder creará empleos de calidad, pero no apoya la subida del Salario Mínimo Interprofesional a 900 €. Predica que con él habrá pensiones dignas, pero se niega a que éstas se vinculen al IPC.  Presume de estar contra todo tipo de corrupción y se alía con el Pp. que es el máximo exponente de la corrupción española durante varias décadas, y aún así continúa lanzando proclamas sobre su proyecto de regeneración política y de contención del separatismo catalán. O sea, que se nos presenta como el gran “limpiador” del país y a la menor oportunidad se acopla como una lapa al partido más miserable y tramposo de la historia de España. Preside un partido camaleónico que dice representar el centro moderado, y en la primera oportunidad, apoya a la derecha de Casado que se postula sin reservas hacia el extremo populista de Vox.
Rivera se manifiesta como un demócrata integral, sin embargo hay quien dice que este personaje reprimido se forjó en las filas de la Falange rancia y actualmente fichado por el IBEX. Se asemeja a un político circunstancial, que a simple vista puede dar la sensación de parecerse a un vendedor de seguros teledirigido; buena planta, traje bien planchado, aparentemente educado, amable y superficial. Pero todo es fachada y apariencia. Lo peor de todo es que ningún político se dado cuenta que la mentira daña a los partidos tanto como la corrupción. En ocasiones es posible que más, y a los ciudadanos por lo general, nos sienta bastante mal que nos tomen por tontos.
Para terminar diré que el C’s se asemeja a un vulgar producto de marketing diseñado por la oligarquía financiera y empresarial del país con “marca de la casa”.

Saludos, Miguel.


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