lunes, 7 de mayo de 2012

NIÑOS ROBADOS


               En este blog y fuera de él, he reprochado a todo aquello que según mi humilde opinión, lo mereciera. Sin embargo, cuando me he puesto a profundizar sobre las tramas de los niños robados, os juro que me ha costado asimilar lo que he encontrado. Una vergüenza. Pensaba que se trataba de una “vulgar” trama como tantas, dedicadas a obtener dinero fácil a costa de vender unos pocos bebés, pero me he encontrado con algo  diferente y nada “vulgar” que nunca llegué ni siquiera sospechar. Creí que todo quedaba en una ramplona y repugnante monja, un vulgar tocólogo y algún que otro “lameculos”, y me he encontrado con una descomunal trama que data ni más ni menos que de los años 40.

Según he leído, este feo asunto fue orquestado por Antonio Vallejo-Nájera por mandato del general Franco con la intención de “arrancar el germen marxista” de los hijos de los republicanos. Técnicas nazis, de las que Vallejo-Nájera era fiel seguidor; tramas policiacas con monjas, curas, médicos y funcionaros como protagonistas, nos dan el resultado de alrededor de dos millones de niños robados  mediante adopciones irregulares por una auténtica red de tráfico de bebés, entre los años 40 y 90 del siglo pasado… 50 años de soledad y cobardía.

Los primeros robos que se conocen, como ya he dicho, empezaron en los años 40. Las víctimas fueron mujeres republicanas embarazadas que entraban en la cárcel y, cuando daban a luz, siguiendo las órdenes dictadas por  Vallejo-Nájera, durante los primeros días de lactancia, o recién nacidos, los bebés eran arrebatados de los brazos de sus madres, les cambiaban los apellidos, identidades y lugar de origen y eran vendidos al mejor postor. Hay miles de personas que aún ignoran quiénes son y unas autoridades que no quieren que la verdad sea conocida porque este entramado fascista daba mucho dinero para repartir entre la iglesia, los médicos y los funcionarios implicados.

Las clínicas que están siendo investigadas hasta hoy en Madrid son: la Clínica O’Donell y la maternidad Santa Cristina, las dos en la misma calle, una frente a otra, y una tercera, la Clínica San Ramón dirigida por el doctor Eduardo Vela que aún vive y ejerce. En ellas trabajaba la conocida “sor” María Gómez Valbuena como asistenta social. En las tres obraban de la misma forma, registraban a la madre adoptiva como verdadera y ésta al rato salía  con “su bebé” en los brazos.
Curiosamente he encontrado que el fundador y director de la clínica O’Donell, por entonces era José Botella Llusía, tío de la mujer de José María Aznar y actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella.

Muchas son las atrocidades que ahora vamos conociendo, puesto que todo aquél que dudaba de sus orígenes nunca pudo profundizar en ellos por las trabas administrativas a que era sometido, algunos incluso salieron malparados por hablar demasiado alto y buscar demasiado abajo. He leído muchos casos, pero como muestra os contaré lo que sucedió con el programa del conocido presentador Paco Lobatón ¿Quién sabe dónde? Del que por entonces era seguidor y me extrañó su desaparición.

Resulta que a la redacción de este programa llegaron cientos de casos de personas que buscaban a sus familiares desaparecidos en el periodo del franquismo, muchos de ellos hablaban de sus hijos robados. Fueron tantas las llamadas que el propio Lobatón les animó a unirse en asociación, cosa que hicieron,  y les dedicó una emisión televisiva. Fue la última. Televisión Española decidió acabar con el programa en plena subida de audiencia.

El principal problema en los casos de los bebés desaparecidos, es que no aparecen los archivos clínicos, que fueron destruidos para impedir que las madres biológicas pudieran saber el paradero de sus bebés. Sin embargo, creo yo que es la iglesia quien debe tener los registros de bautismo originales con los nombres de los padres verdaderos, otra cosa es que los quiera mostrar.

Lo cierto es que se ha traficado con niños que fueron vendidos como esclavos. Estos hechos que no dudo de su veracidad, son horribles en sí mismos, pero me faltan calificativos para considerar como corresponde la conducta de la “sor” que, además de robarlos, tenía la crueldad y sangre fría para mentir a las madres diciéndoles que sus hijos habían fallecido. Verdaderamente aberrante.

Por su comportamiento, esta “monjita” como tal, debe creer menos en la justicia divina que en la humana, de la que no cree nada, y no teme nada porque sabe que está bajo el cobijo de los suyos: por una parte la iglesia, la justicia por otra, y todos aquellos a quienes interesa continuar en la sombra, y no quieren que se investigue esto a fondo, porque pertenece al programa de la “memoria Histórica”. Este tipo de gente, son los que cada día nos hace perder más la fe en los hábitos y en las sotanas. Personas como esta son las que echan a muchos creyentes fuera de la iglesia católica.  Da pena que la iglesia acoja en su seno a tantos lobos vestidos con piel de cordero. ¿Tendrá esto algo que ver con las investigaciones del juez Garzón?

No me creo que esta “sor” actuase sola, no sería ella la única monja de “la caridad” que trabajaba en estas clínicas, he encontrado al menos una docena de denuncias que señalan a otras religiosas de su misma congregación, pero hasta lo que yo conozco, solo ella es la imputada.

¿Extraño, verdad?

Es indignante que esta “sor” María, que no olvidemos que vive bajo el techo de dios, no tenga la caridad suficiente para decir ante un juez terrenal todo lo que sabe de la trama, que se arrepienta de sus pecados ante dios y los hombres, porque sus creencias podrán cuidar de su espíritu, pero al fin y al cabo somos los hombres quienes con nuestros impuestos atendemos su bienestar.

Por último debemos pensar cómo se ha podido mantener toda esta intriga en secreto durante tantísimos años, y cuantas personas pueden estar afectadas por esta miserable trama. Cuantos responsables estarán tratando de hacer que todo esto se silencie invocando en silencio el “mea culpa”. Es este complot debe haber involucradas muchas personas relevantes o alguna poderosa institución comprando voluntades, para que toda esta basura se quede al menos como está. Tratarán como siempre de echar tierra sobre el asunto para que todo se olvide.

Y la iglesia sigue callada.





Hasta siempre.

Miguel


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