Según he leído, este feo asunto fue
orquestado por Antonio Vallejo-Nájera por mandato del general Franco con la
intención de “arrancar el germen
marxista” de los hijos de los republicanos. Técnicas nazis, de las que
Vallejo-Nájera era fiel seguidor; tramas policiacas con monjas, curas, médicos
y funcionaros como protagonistas, nos dan el resultado de alrededor de dos millones
de niños robados mediante adopciones
irregulares por una auténtica red de tráfico de bebés, entre los años 40 y 90
del siglo pasado… 50 años de soledad y cobardía.
Los primeros robos que se conocen, como
ya he dicho, empezaron en los años 40. Las víctimas fueron mujeres republicanas embarazadas que entraban en la cárcel y,
cuando daban a luz, siguiendo las órdenes dictadas por Vallejo-Nájera, durante los primeros días de
lactancia, o recién nacidos, los bebés eran arrebatados de los brazos de sus
madres, les cambiaban los apellidos, identidades y lugar de origen y eran
vendidos al mejor postor. Hay miles de personas que aún ignoran quiénes son y
unas autoridades que no quieren que la verdad sea conocida porque este entramado fascista daba mucho dinero
para repartir entre la iglesia, los médicos y los funcionarios implicados.
Las clínicas que están siendo
investigadas hasta hoy en Madrid son: la Clínica O’Donell y la maternidad Santa
Cristina, las dos en la misma calle, una frente a otra, y una tercera, la
Clínica San Ramón dirigida por el doctor Eduardo Vela que aún vive y ejerce. En ellas trabajaba la
conocida “sor” María Gómez Valbuena
como asistenta social. En las tres obraban de la misma forma, registraban a la
madre adoptiva como verdadera y ésta al rato salía con “su bebé” en los brazos.
Curiosamente he encontrado que el fundador
y director de la clínica O’Donell, por entonces era José Botella Llusía, tío de
la mujer de José María Aznar y actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella.
Muchas son las atrocidades que ahora
vamos conociendo, puesto que todo aquél que dudaba de sus orígenes nunca pudo
profundizar en ellos por las trabas administrativas a que era sometido, algunos incluso
salieron malparados por hablar demasiado alto y buscar demasiado abajo. He leído
muchos casos, pero como muestra os contaré lo que sucedió con el programa del
conocido presentador Paco Lobatón ¿Quién
sabe dónde? Del que por entonces era seguidor y me extrañó su desaparición.
Resulta que a la redacción de este
programa llegaron cientos de casos de personas que buscaban a sus familiares desaparecidos
en el periodo del franquismo, muchos de ellos hablaban de sus hijos robados.
Fueron tantas las llamadas que el propio Lobatón les animó a unirse en
asociación, cosa que hicieron, y les dedicó
una emisión televisiva. Fue la última. Televisión Española decidió acabar con
el programa en plena subida de audiencia.
El principal problema en los casos de
los bebés desaparecidos, es que no aparecen los archivos clínicos, que fueron
destruidos para impedir que las madres biológicas pudieran saber el paradero de
sus bebés. Sin embargo, creo yo que es la iglesia quien debe tener los
registros de bautismo originales con los nombres de los padres verdaderos, otra
cosa es que los quiera mostrar.
Lo cierto es que se ha traficado con
niños que fueron vendidos como esclavos. Estos hechos que no dudo de su
veracidad, son horribles en sí mismos, pero me faltan calificativos para
considerar como corresponde la conducta de la “sor” que, además de robarlos, tenía
la crueldad y sangre fría para mentir a las madres diciéndoles que sus
hijos habían fallecido. Verdaderamente
aberrante.
Por su comportamiento, esta “monjita” como tal, debe creer menos en
la justicia divina que en la humana, de la que no cree nada, y no teme nada
porque sabe que está bajo el cobijo de los suyos: por una parte la iglesia, la
justicia por otra, y todos aquellos a quienes interesa continuar en la sombra,
y no quieren que se investigue esto a fondo, porque pertenece al programa de la
“memoria Histórica”. Este tipo de
gente, son los que cada día nos hace
perder más la fe en los hábitos y en las sotanas. Personas como esta son
las que echan a muchos creyentes fuera de la iglesia católica. Da pena que la iglesia acoja en su seno a tantos
lobos vestidos con piel de cordero. ¿Tendrá
esto algo que ver con las investigaciones del juez Garzón?
No me creo que esta “sor” actuase sola, no sería ella la única monja de “la caridad” que trabajaba en estas
clínicas, he encontrado al menos una docena de denuncias que señalan a otras religiosas de su misma congregación,
pero hasta lo que yo conozco, solo ella es la imputada.
¿Extraño,
verdad?
Es indignante que esta “sor” María, que no olvidemos que vive bajo el techo de dios, no tenga la
caridad suficiente para decir ante
un juez terrenal todo lo que sabe de la trama, que se arrepienta de sus pecados
ante dios y los hombres, porque sus creencias podrán cuidar de su espíritu,
pero al fin y al cabo somos los hombres quienes con nuestros impuestos atendemos
su bienestar.
Por último debemos pensar cómo se ha
podido mantener toda esta intriga en secreto durante tantísimos años, y cuantas
personas pueden estar afectadas por esta miserable trama. Cuantos responsables
estarán tratando de hacer que todo esto se silencie invocando en silencio el “mea culpa”. Es este complot debe haber
involucradas muchas personas relevantes o alguna poderosa institución
comprando voluntades, para que toda esta basura se quede al menos como está.
Tratarán como siempre de echar tierra sobre el asunto para que todo se olvide.
Y
la iglesia sigue callada.
Hasta siempre.
Miguel
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