viernes, 17 de mayo de 2013

DE BOLONIA




Con vaselina, sin que apenas se note, se está abriendo ante nuestros ojos un completo desmantelamiento de nuestro país. Nadie duda que una parte será culpa de la mal  llamada crisis, que no es otra cosa que una gran estafa financiera provocada por banqueros encubiertos por políticos, que nos lleva a que los ciudadanos de este país luchemos entre la miseria y la adversidad con todas sus consecuencias sociales. Como quiera que sea, vivimos unos años extremadamente complicados, y en la Universidad pública hace tiempo que se está apreciando.
El aumento de las tasas de los grados y pos-grados, nos hace pensar a muchos ciudadanos sobre el futuro de la Universidad pública. Más de uno opina que el llamado “Plan Bolonia” esconde un meticuloso proyecto dirigido a convertir la universidad pública en un producto más al servicio de la propiedad privada. El catedrático de Biología Animal de la Universidad de Málaga, Ramón Muñoz Chapuli, lo definió de la siguiente manera: “Bolonia es un proceso fundamentalmente económico, no académico ni científico, promovido desde instancias políticas y asumido de forma acrítica por las autoridades académicas.”
Intentan convencernos de que la Universidad pública no se va a privatizar, que está abierta al servicio del conocimiento y de la sociedad. En cambio, debido a la escasez de presupuestos, reducen profesores, materias, investigación; recortan becas, suben el precio de las matrículas y de las residencias universitarias, desaparecen asignaturas optativas etc. De modo progresivo harán que algunos estudiantes se vayan decantando hacia la privada, aunque no sucederá lo mismo con quienes tengan rentas más bajas. Esta situación expulsará a miles de futuros alumnos del sistema público universitario.
Las privatizaciones, o las transferencias, como las llama ahora el Gobierno, pueden mejorar las maltrechas finanzas del Estado, sin embargo estamos viendo que la falta de transparencia y el ya conocido ejercicio del favoritismo partidista, puede dar lugar a un aumento de precios en el mercado que repercutirá en la cartera del consumidor final, que aún no tiene muy claro que un proceso de privatización significa que los bienes que son propiedad del Estado, (se supone que el Estado somos todos), pasan de un día para otro a pertenecer y a estar controlados, generalmente, por grandes corporaciones. Es cuestión de estrategia y de tiempo.
Posiblemente la Universidad pública española, lo mismo que otros estamentos, necesite una reforma, pero creo que no debería ser la que imponga el Pp. basada en las mentiras del señor Wert, que con su arrogante cinismo y la total ausencia de autocrítica, trata de justificar lo injustificable, cuando afirma que los recortes y reformas implantadas por decreto, no afectarían a la calidad de la educación, y estamos padeciendo la realidad. Entre otras diré que la matrícula de estudios de grado en las universidades públicas tiene un coste que oscila entre 535 y 1.200 euros por curso académico. En la privada está entre los 5.335 y 12.805 euros por curso. Además en la Universidad pública los profesores tienen la obligación de investigar, sin embargo en la privada no exigen este requisito, y que yo haya podido saber, la señora “de” Cospedal, en Castilla La Mancha, que es su feudo, también pretende privatizar 15 residencias universitarias en los campus de Cuenca, Ciudad Real y Albacete.
En consecuencia, con las privatizaciones, pese a todas las mentiras que están diciendo, habrá pérdidas de miles de estudiantes que se verán excluidos contra su voluntad de las aulas universitarias.
Ante el desmantelamiento de la educación, la sanidad, y por nuestros derechos, nadie debería permanecer callado.

Un saludo de Miguel.









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