A un servidor se le ponen los “pelos
como escarpias” cuando oye hablar del comercio internacional, o sea, de la “globalización”. Esta palabra para la
mayoría de las personas que poseen una especial sensibilidad, no es más que el
nombre que se le da a la actual etapa del capitalismo tradicional puro, duro y
a veces inhumano como estamos viendo en Grecia. "Cuando veas las barbas de tu vecino cortás..."
Estamos
padeciendo una etapa en que el “PODER” está creando, o mejor dicho, ha creado
una civilización basada en el consumo, donde es posible comprar y vender
cualquier producto o servicio que se genera en el planeta.
Bajo mi peculiar punto de vista, se trata de un sistema capitalista cínico en
el cual sobresale la injusticia, la desigualdad, y demuestra que la pobreza
para muchos millones de seres humanos se ha instalado entre nosotros como una
maldición.
Esta
globalización mal concebida pretende imponernos una moneda única ignorando
porque le interesa, la tragedia ambiental y humana que vive nuestro planeta. A
mi entender se trata de un sistema que impone a la humanidad un modo cruel de
supervivencia que elimina la solidaridad, provoca el cambio climático envenenando
el aire y el agua en nombre del progreso y como estamos viendo, divide las
culturas y enfrenta religiones. Nunca antes se derrochó tanta riqueza, como jamás
hubo tantas personas desterradas, sometidas forzosamente a la soledad, a la
violencia y al hambre, sin trabajo, arrinconados social y moralmente, que ahora
se les llama inmigrantes.
Hemos entrado en una etapa en que la
ciencia escarba en el interior del genoma humano, inventa bombas de destrucción
masiva o sofisticados aparatos informáticos, lanza al espacio complicados
satélites de los que desconocemos su utilidad, pero mientras esto sucede,
centenares de niños se están muriendo por desnutrición o falta de vacunas, y en
el peor de los casos son consumidos por las moscas, el olvido, las hambrunas y
las guerras.
Ante
este estado de cosas, deberíamos elevar una protesta “global” organizada contra la globalización
del caciquismo, la angustia, la pobreza y la impunidad.
Creo que a los ciudadanos nos corresponde saber que quienes toman las grandes
decisiones no son siempre los políticos que a fin de cuentas son los que deben
responder a sus electores. Quienes realmente mueven los hilos no pueden ser
otros si no aquellos que su principal interés es obtener grandes ganancias a
corto plazo. Es decir, los que no representan al pueblo ni son apenas conocidos,
son aquellos que se refugian en las salas de juntas de alguna importante sede
empresarial rodeados de servidores, maquinando proyectos para ampliar su
capital y que sólo piensan en ellos mismos.
Como resumen, y siempre desde mi humilde
opinión, diré que el mercado internacional, tal y como está planteado, es un
proceso que contiene graves consecuencias sociales a cambio del beneficio de unos
pocos, y nadie hace nada para evitarlo.
Así nos va.
Saludos, Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.