La
brutal dictadura que nos tiene sometidos el gobierno del Pp. a cambio de
favorecer a sus amigos, hace que los españoles nos endeudemos al límite de
nuestras posibilidades. Nadie entiende cómo un gobierno de evidente tendencia ultra
derechista, donde en sus filas militan cientos de sujetos investigados y
acusados por la justicia, continúe al mando de un país orgulloso de sus
orígenes como años atrás fue España.
Estos
individuos hacen y deshacen cuanto quieren y cuando quieren, sin que nadie en absoluto
se interponga a su política personal y partidista. Cierto que la oposición de vez en cuando levanta la voz pero es a lo
único que se atreve. No es menos cierto que los medios de comunicación cacarean
como gallinas en su propio corral, y se
callan cuando entra el gallo. Lo mismo le sucede al pueblo; los ciudadanos
de clase media alta, miran para otro lado y dejan a un lado la política porque
no les va demasiado mal acomodados en su miseria, los sindicatos por aquello de
guardar las apariencias, y no perder subvenciones, de vez en cuando y con poco
entusiasmo, convocan alguna manifestación, y los pobres callan porque de tanto
gritar, apenas les quedan fuerzas para otra cosa. Y el gobierno, que conoce al
personal, cuando lanzan la zanahoria saben que la gente se la va a tragar
entera y sin pelar, eso les estimula para apretar al país otro poco más.
Vayamos
con el sospechoso acoso del gobierno a las energías renovables fotovoltaicas. Desde
que el ministro Soria se hizo cargo de la cartera de Energía, pretende aplicar
un impuesto al consumo de sol absolutamente indigno e inmoral.
Desde
que desapareció el monopolio sobre la energía, y el régimen capitalista utilizó
su propia táctica de gestión, el sistema eléctrico español se convirtió en una inagotable
máquina de hacer dinero vendiendo la energía que producen las cuatro empresas
que manipulan la trama energética a un precio abusivo. Exactamente pagamos la luz tres veces más cara que la media europea, a
pesar que estas empresas reciben enormes sumas de dinero público que les regala
el gobierno camufladas como subvenciones directas que totalizan decenas de
millones en conceptos inexistentes.
En
el caso concreto de las energías renovables fotovoltaicas, el llamado autoconsumo con conexión a la red, es
una seria amenaza que se ciñe sobre el muy organizado tinglado eléctrico promovido
por los llamados “hobbies” y
amparados por el gobierno, que agobia a los posibles usuarios con unos
impuestos injustos que nadie entiende, porque si algo sobra en España, además
de políticos corruptos, es sol y alta experiencia en la industria renovable. Por
ello, imponen serios gravámenes a los usuarios de esta energía limpia y económica;
para que estas grandes empresas a corto plazo, no dejen de vender menor
cantidad de energía porque se verían obligadas a bajar sus tarifas y en
consecuencia obtendrían menos beneficios. Razón que causaría gran alegría en
los castigados bolsillos de los consumidores.
Con
la finalidad de evitar las pérdidas millonarias que crearían las renovables por
el motivo antes expuesto, estas empresas en vez de establecer unos precios razonables,
prefieren contratar políticos en activo, sin demasiados escrúpulos y
partidarios del dinero fácil, para proteger los intereses de sus padrinos
imponiendo a los ciudadanos leyes injustas.
Estos politicastros, después de
cesar en el cargo, pasan a través de la puerta giratoria, a defender su más que
encomiable nómina para impedir que bajen los beneficios de sus “honorables” patronos.
De
esta forma quieren privatizar el sol a favor de las eléctricas. Así que no
tardaremos mucho en ver al ministro Soria en un cargo de consejero en
cualquiera de esos “hobbies”, como vimos
a Elena Salgado después de “nacionalizar” Endesa a favor del Estado italiano.
La nombraron consejera en una de sus filiales americanas, nada más abandonar el
ministerio, y entonces tampoco nadie hizo nada.
Estas
cosas sólo ocurren en países donde cualquier imputado por graves delitos
económicos, es recibido en sede oficial por el ministro responsable que
teóricamente manda sobre la policía que lo está investigando, con un solo punto
en la agenda: ¿Qué hay de lo mío?
Saludos,
Miguel.
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