miércoles, 26 de agosto de 2015

ENERGÍA RENOVABLE



La brutal dictadura que nos tiene sometidos el gobierno del Pp. a cambio de favorecer a sus amigos, hace que los españoles nos endeudemos al límite de nuestras posibilidades. Nadie entiende cómo un gobierno de evidente tendencia ultra derechista, donde en sus filas militan cientos de sujetos investigados y acusados por la justicia, continúe al mando de un país orgulloso de sus orígenes como años atrás fue España.
Estos individuos hacen y deshacen cuanto quieren y cuando quieren, sin que nadie en absoluto se interponga a su política personal y partidista. Cierto que la oposición de vez en cuando levanta la voz pero es a lo único que se atreve. No es menos cierto que los medios de comunicación cacarean como  gallinas en su propio corral, y se callan cuando entra el gallo. Lo mismo le sucede al pueblo; los ciudadanos de clase media alta, miran para otro lado y dejan a un lado la política porque no les va demasiado mal acomodados en su miseria, los sindicatos por aquello de guardar las apariencias, y no perder subvenciones, de vez en cuando y con poco entusiasmo, convocan alguna manifestación, y los pobres callan porque de tanto gritar, apenas les quedan fuerzas para otra cosa. Y el gobierno, que conoce al personal, cuando lanzan la zanahoria saben que la gente se la va a tragar entera y sin pelar, eso les estimula para apretar al país otro poco más.
Vayamos con el sospechoso acoso del gobierno a las energías renovables fotovoltaicas. Desde que el ministro Soria se hizo cargo de la cartera de Energía, pretende aplicar un impuesto al consumo de sol absolutamente indigno e inmoral.
Desde que desapareció el monopolio sobre la energía, y el régimen capitalista utilizó su propia táctica de gestión, el sistema eléctrico español se convirtió en una inagotable máquina de hacer dinero vendiendo la energía que producen las cuatro empresas que manipulan la trama energética a un precio abusivo. Exactamente pagamos la luz tres veces más cara que la media europea, a pesar que estas empresas reciben enormes sumas de dinero público que les regala el gobierno camufladas como subvenciones directas que totalizan decenas de millones en conceptos inexistentes.
En el caso concreto de las energías renovables fotovoltaicas, el llamado autoconsumo con conexión a la red, es una seria amenaza que se ciñe sobre el muy organizado tinglado eléctrico promovido por los llamados “hobbies” y amparados por el gobierno, que agobia a los posibles usuarios con unos impuestos injustos que nadie entiende, porque si algo sobra en España, además de políticos corruptos, es sol y alta experiencia en la industria renovable. Por ello, imponen serios gravámenes a los usuarios de esta energía limpia y económica; para que estas grandes empresas a corto plazo, no dejen de vender menor cantidad de energía porque se verían obligadas a bajar sus tarifas y en consecuencia obtendrían menos beneficios. Razón que causaría gran alegría en los castigados bolsillos de los consumidores.
Con la finalidad de evitar las pérdidas millonarias que crearían las renovables por el motivo antes expuesto, estas empresas en vez de establecer unos precios razonables, prefieren contratar políticos en activo, sin demasiados escrúpulos y partidarios del dinero fácil, para proteger los intereses de sus padrinos imponiendo a los ciudadanos leyes injustas.  Estos politicastros, después de cesar en el cargo, pasan a través de la puerta giratoria, a defender su más que encomiable nómina para impedir que bajen los beneficios de sus “honorables” patronos.
De esta forma quieren privatizar el sol a favor de las eléctricas. Así que no tardaremos mucho en ver al ministro Soria en un cargo de consejero en cualquiera de esos “hobbies”, como vimos a Elena Salgado después de “nacionalizar” Endesa a favor del Estado italiano. La nombraron consejera en una de sus filiales americanas, nada más abandonar el ministerio, y entonces tampoco nadie hizo nada.
Estas cosas sólo ocurren en países donde cualquier imputado por graves delitos económicos, es recibido en sede oficial por el ministro responsable que teóricamente manda sobre la policía que lo está investigando, con un solo punto en la agenda: ¿Qué hay de lo mío?

Saludos, Miguel.


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