Los programas que hacen referencia a las
románticas tendencias políticas que marcan a los diferentes partidos de nuestro
país, se van despejando como un cielo nuboso después de la tormenta.
Como nos temíamos, el Psoe ha enseñado
su verdadero talante. Se despejó la duda y desapareció la poca esperanza que
teníamos de ver un verdadero gobierno progresista en el Congreso. Al final ha triunfado la estrategia tejida
por el Ibex para hacer imposible un gobierno que desmontara el sucio entramado
financiero y corrupto creado por el poder económico español. Adiós a las
esperadas medidas sociales, a la supresión de la ley mordaza y demás promesas
electorales. También hemos perdido la
ocasión de poder juzgar como es debido a los ladrones de nuestros presupuestos.
Los políticos vuelven a tomarnos el pelo.
Esto no ha sido algo casual surgido de la
improvisación. Se trata presumiblemente
de una operación fríamente calculada que tiene una sencilla explicación que
hace que volvamos a ser víctimas de la corrupción que está en mismo el sistema,
y ningún político quiere realmente acabar con ella porque de eso vive toda su
clientela que acampa a su antojo por toda la geografía española. Nos engañan a
través de sus medios de comunicación con su discurso sobre “reformas,
regeneraciones” y otras lindezas por el estilo sin salirse del guión, y nosotros que no escarmentamos, asumimos
como algo “normal” el olor ha podrido que emana de las cloacas próximas al
Poder. Esto no debe sorprendernos puesto que según estamos viendo, en
política vale todo y por desgracia no se prevé una solución a corto ni medio plazo. Volverá, (aunque nunca se fue),
la estrategia del engaño, el saqueo, y el menosprecio hacia los ciudadanos mientras
el poder financiero mantenga cogidos por las pelotas a los partidos políticos
que se dejaron atrapar con sus falsas intrigas. Algo parecido a un “golpe de
estado” pero en diferido.
De los políticos podemos esperar
cualquier cosa, y ninguna buena. Como sabemos, la política es muy enrevesada, y
si agitamos debidamente el actual cóctel de alianzas, pueden suceder varias e
interesantes cosas. Veamos cómo queda el panorama político actual:
Según está el tema de coaliciones al día
de hoy, (que puede variar
mañana), es imposible que el Psoe consiga obtener la
investidura, por mucho que quieran no salen las cuentas. Esto también lo saben
ellos pero a pesar de todo juegan esa partida porque con el supuesto pacto
firmado con Ciudadanos han
conseguido tener varias bazas a su
favor: resaltar el carácter dialogante y
“centrista” del partido, destacar el ridículo sentido de Estado del presidente
en funciones, favorecer la imagen del candidato Sánchez, y además consiguen presentarlo
como firme candidato en unas posibles elecciones. Todavía puede darse el
caso que a última hora, el Pp. por aquello de no quedar demasiado mal con los
suyos, quieran negociar con los socialistas. Si así fuese, y para quedar bien
cada cual con su electorado, sería
necesario el sacrificio público de sus candidatos, por lo tanto unos inmolarían
a Sánchez y los otros a Rajoy. En esta hipotética circunstancia, y unidos
con Ciudadanos, el poder financiero volvería a tener a España a sus pies. Claro
que puestos a especular, también pudiera ser que en la última votación para la
investidura de Sánchez y bajo un imprevisto ataque de cordura, Podemos rebajara sus exigencias y entrara a
formar parte de un posible tripartito. Aunque me malicio que el asunto de
la política no está para milagros.
Mientras tanto esperaremos pacientemente
a que termine toda esta parafernalia para tener un gobierno “democráticamente”
elegido entre ellos mismos, los ciudadanos ahí no pintamos nada.
A propósito, ¿serán capaces nuestros políticos de estar ociosos en sus escaños hasta
que haya gobierno, cobrando por no hacer nada?
Saludos, Miguel.
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