jueves, 15 de septiembre de 2016

¿QUE PASA EN ESPAÑA?



Los españoles seguimos teniendo la mentalidad estancada en el siglo pasado, en los mejores tiempos del franquismo, cuando la sociedad soportaba con angustiosa sumisión los abusos del régimen impuesto por el dictador. Es indignante lo que hoy está sucediendo con la política, que pese a tener un gobierno “en funciones”, tengamos las instituciones secuestradas por un partido acusado de organización criminal, y los españoles sigamos aguantando como borregos el sectarismo de un presidente intolerante, que solo con el apoyo del 35% del electorado mantiene detenido el ritmo económico y laboral de la nación sin que nadie se atreva a liberarnos. ¿Qué está sucediendo?
En la política del país suceden cosas que huelen peor que una fosa séptica. Ahí están algunos imputados que ayudaron al Pp. a llenar sus arcas con dinero público. Cuando finalmente fueron acorralados por la justicia, se sintieron abandonados por sus cómplices y amenazaron públicamente con no morderse la lengua, pero según parece, recibieron sutiles avisos que hicieron el efecto de hacerles recular en sus intenciones, al fin y al cabo cualquier persona es susceptible a tener un accidente, como dicen que sucedió con algún otro camarada en parecidas circunstancias aunque la justicia no lo pudo probar. Sin embargo la jefatura de esta sociedad ha debido estudiar bien estas situaciones y actúan ante los medios como víctimas inocentes. Hay que reconocer que, aunque en ese partido nunca fueron inteligentes, son listos, hábiles, y saben mentir como bellacos porque no son personas con dignidad, vergüenza, ni honestidad. Parece que sólo quieren estar en el gobierno para llevarse el dinero de los contribuyentes y hacer la puñeta a todos los españoles con asuntos tan vergonzosos como el actual que afecta a Rita, la senadora.
Creo que si nuestros legisladores hubieran tenido en cuenta que sucederían casos como este, otra cosa hubiera sido y desde el mismo día que se supo que todos los concejales del Ayuntamiento que ella dirigía con mano de hierro habían sido acusados por la justicia por asuntos relacionados con la corrupción, doña Rita debería haber sido suspendida de empleo y sueldo como cualquier prójimo, pero aquí no. Sucede que para dimitir en España como hacen normalmente los políticos decentes en los países demócratas de nuestro entorno, hay que tener un mínimo de vergüenza torera. En este caso han calcado el “despido de Bárcenas”: la senadora ha dejado el partido, posiblemente en diferido, pero no deja el escaño que pertenece al pueblo ya que fue senadora por designación y no por elección. Es indignante que esta señora ajuste su portentoso trasero con ofensiva firmeza en un escaño público lo mismo que una garrapata se engancha a los entresijos de cualquier mortal, y además pretenda reafirmar su “ofendida inocencia” ante los españoles. Mucho volumen para tan poca categoría moral. Se ríe de los españoles y pone a prueba las tragaderas del “falangito” que pretende convertirse en el cabecilla de la lucha contra la corrupción.
Seguramente  esta señora habrá escondido el carné  del Pp. para utilizarlo en mejor ocasión, pero es posible que no renuncie a una merecida y suculenta indemnización por los lucrativos años al servicio de su partido ni a su paga de senadora aunque nunca visite el Senado.

Saludos, Miguel.


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