Nos hemos acostumbrado a tantas mentiras
intencionadas dichas por políticos y allegados, que a estas alturas no
prestamos atención a casi nada de lo que dicen. Esto va porque ningún partido
político, especialmente Pp. y Psoe., jamás revelaron la situación real de la
pobreza energética española, demostrando con su actitud que les importa muy
poco o nada. Las estadísticas dicen que desde los años 2.009 y 2.015, las
eléctricas dejaron sin luz a más de 7.3 millones de hogares, que tuvieron que decidir entre calentarse o comer. Sin embargo en ese
mismo tiempo, Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa y EDP, se embolsaron unos
beneficios netos de 46.926 millones
de euros.
Realmente el problema de la pobreza energética
viene motivado por las privatizaciones que en su día improvisaron los gobiernos
de estos dos partidos que por entonces fueron mayoritarios. Estos políticos “salva patrias” nos engañaron
diciendo que privatizaban las empresas públicas con la finalidad de “hacerlas
más eficientes”, sin embargo ahora, una vez descubierto el pastel y
para quedar bien con el personal que quiere oírlos, todo son lamentaciones;
eludir la responsabilidad, acusar al partido más cercano y esperar
pacientemente, ayudados por el silencio de los borregos y la colaboración de
los medios de comunicación del régimen, que para eso cobran, a que pase la
tormenta para que cuando lleguen las próximas elecciones, todo se haya olvidado
y volvamos a votar a los mismos sinvergüenzas que provocaron estas injusticias.
Jamás se debería aceptar que la gente se
muera de frío o quemada viva por cualquier accidente doméstico originado por la
falta de suministro energético, mientras el presidente de Iberdrola, según “La
Gaceta.es” esté cobrando, 2.407
euros cada hora del día.
Alguien nos debería explicar porqué el
presidente de una empresa que es parte
de un monopolio, con riesgo empresarial cero, sin responsabilidad social, sin
competencias, con beneficios asegurados por Ley, y que además goza de una
impunidad absoluta, puede cobrar un sueldo semejante, y conste que “solo”
es el quinto ejecutivo mejor pagado del país con 9,5 millones de euros limpios que se llevó el año pasado. Esto se
refleja en nuestra factura mensual como “coste de producción” y debe
referirse al coste real que origina el consejo de administración con su
presidente a la cabeza.
Puesto a opinar, diré que una de las
soluciones a este problema, según mi criterio, sería volver a nacionalizar las
empresas de energía, o mejor aún, expropiarlas
directamente, ya que todas las instalaciones y servicios fueron pagadas con
dinero público, o sea con nuestros impuestos, y además de aprovecharse de la
infraestructura, como prueba de gratitud, nos cobran sus gastos en la
facturación mensual. Estas empresas que fueron privatizadas en procesos nada
claros, solo sirvieron para beneficiar a los amiguetes de los gobiernos de
turno que solo pensaron en sacar tajada. Esto no es nada nuevo, hace unos años
también lo hizo Alemania y varios países más, pero cuando se dieron cuenta de
su error, volvieron a recuperar los servicios públicos porque vieron los
resultados que crearon: desigualdad,
clientelismo, corrupción, pobreza para muchos, paro y muerte. Aquí no lo harán
porque sería cerrar la puerta a un sustancioso retiro.
Ahora que la pobreza energética está en
boca de todos y a los políticos no les agrada, quieren que las facturas de
energía que realmente no puedan ser costeadas por familias en condiciones de pobreza
real, sean financiadas con cargo a los presupuestos generales el Estado. O sea que
la paguemos los contribuyentes. La cuestión es que las “pobres” eléctricas no
pierdan ni un céntimo en sus considerables ingresos.
Y por si no pagamos suficientemente caro
el kilovatio, por lo visto, el gobierno ha autorizado a las eléctricas una
subida en la tarifa del próximo año para compensar la pérdida de ingresos provocada
por la utilización de las lámparas de bajo consumo que ellos mismos recomendaron.
¡¡Manda
güevos!!
El fondo del asunto es que se habla de “pobreza
energética”, para disimular el término. La palabra literal que define
la cruda realidad aunque nos duela pronunciarla, se llama POBREZA.
Saludos, Miguel.
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