Con
frecuencia sucede que personas imputadas por delitos de corrupción flagrante son
puestas en libertad bajo fianza para que el acusado en cuestión pueda preparar
su propia defensa.
Ocurre
que en demasiadas ocasiones observamos que realmente los “presuntos” acusados,
cuando son puestos en libertad provisional, supuestamente preparan su defensa con
excelente y concreto cuidado. En el caso de Francisco Granados, por ejemplo,
está dando un resultado fácilmente predecible que beneficia claramente al
“presunto”. Parece que desde su salida de la cárcel empiezan a desaparecer
pruebas incriminatorias de los tejemanejes que empleó este personaje para su
beneficio personal y para la caja “B”
de su partido. Los voceros genoveses intentan desviar el tema repitiendo hasta
la saciedad la conocida frase, “… son hechos aislados”. Pero
sabemos que no es cierto, estos casos no deben ser clasificados como aislados
porque no lo son. Al parecer forman parte de la estrategia de la mafia genovesa
que por lo que estamos viendo, tiene en su plantilla verdaderos expertos en
hacer desaparecer pruebas incriminatorias. Por todos es sabido que cuando una
organización criminal es consciente que la justicia tiene pruebas atribuibles en
su contra, sencillamente tratan de hacerlas desaparecer de la forma que sea. Lo
extraño del caso es que la documentación “extraviada”, supuestamente estaba
bajo la custodia de algún funcionario que ser así, debería responder ante el
juez cómo y de qué forma se esfumaron los expedientes.
Según
parece, la documentación desaparecida está relacionada con la trama Púnica, y establece
pruebas contundentes de corrupción en una empresa pública que supuestamente
financiaba también al partido popular. Esto en sí no es una novedad puesto que
no será el primero ni el último expediente que aporte pruebas en las numerosas
tramas corruptas que señalan al Pp.
La
verdad es que los profesionales al servicio del Pp., como los vinos, van mejorando con el tiempo. Al principio
rompían los ordenadores a martillazos, sin consideración; después entraban
furtivamente en el despacho de los jueces o fiscales tantas veces como fueron necesarias,
y ahora sencillamente los hacen desaparecer como por ensalmo. Mucho mejor actuaron
en el feudo andaluz del Psoe. Allí no fueron tan sutiles ni dieron tantos
rodeos, directamente prendieron fuego la habitación donde guardaban los
archivos, y proceso resuelto. Sin pruebas no hay caso.
La
mayoría de las veces, estas cosas suceden cuando dejan en libertad a los
delincuentes para que “preparen su defensa”. Y lo hacen con determinación y firmeza.
Por estas cuestiones tampoco hay que escandalizarse demasiado, la razón principal
es salvar al político corrupto y sobre todo, la reputación del partido, aunque
para ello haya que robar documentos, hacer que desaparezcan expedientes, alterar
testimonios o anular acusaciones “por falta de pruebas”. Cualquier
cosa que se haga a favor del delincuente es permitida. Por lo visto aquí vale
todo.
Todo
esto sucede porque los españoles estamos sometidos a una mafia formada por
falsos políticos, inútiles y destructores, carentes de creatividad, e incapaces
de sobrevivir en democracia, en la libre competencia, y en la libertad de
expresión. Son tan miserables que imponen sus leyes al pueblo para poder vivir
de su sangre como las garrapatas.
De
todas formas debemos agradecer al señor Rajoy, a su gobierno y a su partido, su
aparente inquietud en su exhaustiva “lucha contra la corrupción”.
Sin
comentarios.
Saludos,
Miguel.
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