martes, 5 de septiembre de 2017

CORRUPTOS EN LIBERTAD



Con frecuencia sucede que personas imputadas por delitos de corrupción flagrante son puestas en libertad bajo fianza para que el acusado en cuestión pueda preparar su propia defensa.
Ocurre que en demasiadas ocasiones observamos que realmente los “presuntos” acusados, cuando son puestos en libertad provisional, supuestamente preparan su defensa con excelente y concreto cuidado. En el caso de Francisco Granados, por ejemplo, está dando un resultado fácilmente predecible que beneficia claramente al “presunto”. Parece que desde su salida de la cárcel empiezan a desaparecer pruebas incriminatorias de los tejemanejes que empleó este personaje para su beneficio personal y para la caja “B” de su partido. Los voceros genoveses intentan desviar el tema repitiendo hasta la saciedad la conocida frase, “… son hechos aislados”. Pero sabemos que no es cierto, estos casos no deben ser clasificados como aislados porque no lo son. Al parecer forman parte de la estrategia de la mafia genovesa que por lo que estamos viendo, tiene en su plantilla verdaderos expertos en hacer desaparecer pruebas incriminatorias. Por todos es sabido que cuando una organización criminal es consciente que la justicia tiene pruebas atribuibles en su contra, sencillamente tratan de hacerlas desaparecer de la forma que sea. Lo extraño del caso es que la documentación “extraviada”, supuestamente estaba bajo la custodia de algún funcionario que ser así, debería responder ante el juez cómo y de qué forma se esfumaron los expedientes.
Según parece, la documentación desaparecida está relacionada con la trama Púnica, y establece pruebas contundentes de corrupción en una empresa pública que supuestamente financiaba también al partido popular. Esto en sí no es una novedad puesto que no será el primero ni el último expediente que aporte pruebas en las numerosas tramas corruptas que señalan al Pp.
La verdad es que los profesionales al servicio del Pp., como los vinos, van mejorando con el tiempo. Al principio rompían los ordenadores a martillazos, sin consideración; después entraban furtivamente en el despacho de los jueces o fiscales tantas veces como fueron necesarias, y ahora sencillamente los hacen desaparecer como por ensalmo. Mucho mejor actuaron en el feudo andaluz del Psoe. Allí no fueron tan sutiles ni dieron tantos rodeos, directamente prendieron fuego la habitación donde guardaban los archivos, y proceso resuelto. Sin pruebas no hay caso.
La mayoría de las veces, estas cosas suceden cuando dejan en libertad a los delincuentes para que “preparen su defensa”. Y lo hacen con determinación y firmeza. Por estas cuestiones tampoco hay que escandalizarse demasiado, la razón principal es salvar al político corrupto y sobre todo, la reputación del partido, aunque para ello haya que robar documentos, hacer que desaparezcan expedientes, alterar testimonios o anular acusaciones “por falta de pruebas”. Cualquier cosa que se haga a favor del delincuente es permitida. Por lo visto aquí vale todo.
Todo esto sucede porque los españoles estamos sometidos a una mafia formada por falsos políticos, inútiles y destructores, carentes de creatividad, e incapaces de sobrevivir en democracia, en la libre competencia, y en la libertad de expresión. Son tan miserables que imponen sus leyes al pueblo para poder vivir de su sangre como las garrapatas.
De todas formas debemos agradecer al señor Rajoy, a su gobierno y a su partido, su aparente inquietud en su exhaustiva “lucha contra la corrupción”.
Sin comentarios.


Saludos, Miguel.

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