lunes, 21 de mayo de 2018

SEPARATISMO RADICAL




Según cuenta la historia, en la península ibérica desde hace siglos han sucedido muchos cambios étnicos empezando por la invasión de los romanos, los musulmanes, la reconquista, la inquisición… etc., etc. Todo unido pudo determinar la división de los feudos políticos que de alguna manera continuó hasta no hace demasiado tiempo. El resultado según mi entender, fue que entre unas cosas y otras, a España le resultó más difícil que a cualquier otro país superar la Edad Media.
Como consecuencia de lo anterior, sufrimos ahora el tema del separatismo catalán y vasco porque el gobierno de M. Rajoy, con su nefasta política, está contribuyendo a fomentar la desunión en ambas regiones. Aunque dicen lo contrario, los catalanes tienen lo que quieren, y los vascos están a la espera del resultado catalán para pasar al ataque con toda su artillería política dispuesta. A todo ello ayudan los partidos políticos mayoritarios que no quieren perder protagonismo y evitar enfrentamientos. Al final, ojalá me equivoque, entre todos y debido a su natural incompetencia, lograrán dividir el país porque ninguno tiene redaños para cortar de raíz los procesos nacionalistas. Y no solo los partidos políticos están a la altura de los acontecimientos, también, cómo no, la Iglesia Católica no quiere perder su privilegiada posición, y para que no les pille a “contra pie”, los obispos catalanes ya han solicitado al Vaticano la creación de una Conferencia Episcopal propia, independiente de la española. ¡¡Manda guevos!!
Por lo que sabemos, el separatismo en España está estimulado desde los mismos gobiernos regionales y por los partidos mayoritarios que además de pactar con los nacionalistas vascos y catalanes, les permitieron todo tipo de abusos, suministrándoles abundante cantidad de dinero y consintiendo el independentismo cultural, lingüístico y educativo, puesto que todas las comunidades con ideas separatistas se benefician de idioma propio, de un permisible adoctrinamiento desde las escuelas y de un conjunto de leyes que conducen sin prisa pero sin pausa hacia una interesada división de poderes.
Y hay más, los partidos políticos con interés partidista y pocos escrúpulos, fomentan y estimulan las diferencias económicas y la insolidaridad entre las regiones. Hasta en Andalucía, cuna del tipismo y la imagen española, está creciendo el fenómeno independentista detectado en algunas escuelas públicas politizadas, y lo mismo sucede en la comunidad Valenciana, Baleares y Galicia. Parece como si un Poder oculto hubiera trazado un maquiavélico plan para dividir el país. Pudiera ser que alguien desde algún lugar debe pensar que es más fácil dominar muchas regiones que una nación. Ese alguien deberá pensar que una España fragmentada tal vez sería más dócil y manejable. “Divide y vencerás”.
Soy de los que opinan que para evitar una posible ruptura de la nación hay una receta bien sencilla llamada “Democracia”. Cuando los ciudadanos se den cuenta que la democracia no es solo votar cada cierto tiempo, sino vigilar y controlar a los gobernantes para que no se desmadren, que tengamos unas instituciones limpias y una justicia sin injerencias políticas, seguiríamos avanzando hacia el verdadero progreso.
Alguien se preguntará, pero esto… ¿quién lo arregla? Pues yo diría que es obligación del pueblo español que al fin y a la postre es quien paga, el que vota, el que teme y quien calla. ¿Hasta cuándo? Me malicio que hasta que ejerzamos de una vez por todas de nuestro derecho a decidir por nosotros mismos sin interferencias políticas interesadas.
Eso amigos míos, es la auténtica Democracia.

Saludos, Miguel.


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