Somos
muchos los ciudadanos que amamos la naturaleza y nos entristece ver las
imágenes de nuestro monte en llamas. Este año han sido demasiado frecuentes los
incendios en España, principalmente en Castilla La Mancha donde las lluvias
primaverales hicieron crecer la hierba, y este verano en el monte había
demasiado combustible seco que debía haberse eliminado en la campaña de
prevención invierno-primavera. La Junta de Comunidades de CLM, como siempre,
elude su responsabilidad achacando que fueron provocados por “negligencia humana”, pero lo cierto es
que el pasado invierno, debido a los recortes en el presupuesto, no se realizó
ningún trabajo preventivo en esta Comunidad, y si se hizo alguno en alguna zona
puntual, no fue suficiente.
Como
ejemplo puedo decir, que en el año 2.010, el presupuesto de la Junta para la
campaña de prevención de incendios forestales alcanzó la cifra de 118 millones de euros, y tres años
después, en vez de incrementar esta cantidad, los recortes redujeron ese importe
a 69’4 millones, que si lo
comparamos con una provincia más pequeña como lo es Madrid, que dispone de 110 millones, vemos que la diferencia
que nos corresponde por superficie forestal es ridícula. Si a esto añadimos que
este año se ocupan de la vigilancia de los montes de la Comunidad 530 agentes forestales frente a más de 700 que hubo el año pasado, podemos observar
que la falta de medios, pese a lo que quieran decirnos los políticos de turno,
son causa y efecto de los recortes presupuestarios, por lo tanto no puede
extrañar a nadie que los pirómanos acampen a sus anchas por los campos y montes
castellano-manchegos ahora que están sin apenas vigilancia. Tampoco debemos
olvidar que los incendios forestales los pagamos todos los ciudadanos, y conste
que en lo que llevamos de año, el 90% de los incendios forestales investigados,
tienen que ver directamente con la mano del hombre. El único incendio provocado
por una máquina fue el de Almorox en Toledo, los demás, según los expertos de
la Guardia Civil, fueron claramente intencionados.
Esto
nos lleva a la eterna asignatura pendiente: el endurecimiento de las condenas por estos delitos. ¿Por qué todos los gobiernos hablan de ello
y ninguno se atreve a modificar para siempre esta Ley? Aparte de esto, los
cargos políticos parecen ignorar que un incendio debe atajarse en los primeros
momentos, cuanto más se tarde en actuar, mayor será la probabilidad de que
adquiera potencia y se descontrole.
Esto
fue lo que sucedió el día 25 de julio en el término valenciano de Ayora, en el
límite de Castilla La Mancha con la Comunidad Valenciana. Según he podido
saber, ese día, en el momento que se difundió el aviso del incendio provocado
por una máquina cosechadora, una dotación de bomberos de la provincia de
Albacete, se desplazó hasta la cercana localidad Valenciana que distaba a
escasos 15 minutos de su base. A partir de ese momento comenzó el conflicto de
intereses políticos. El responsable del control de incendios valenciano acusó a
CLM de impedir la entrada se los bomberos a esa Comunidad, sin embargo el
alcalde de Almansa y del Servicio Provincial de Extinción de Incendios, (SEPEI)
de Albacete, asegura que fue el “Mando Único”
valenciano el que ordenó que regresaran a sus bases cuando el incendio apenas
era un conato. La Junta de CLM por su parte afirma que no podía actuar hasta
que la Comunidad Valenciana aceptara su ofrecimiento. La cuestión terminó con
la evacuación de un centenar de niños que pasaban sus vacaciones en una granja
escuela próxima a la zona y la Comunidad Valenciana consintió la entrada de 3 retenes de las bases de Almansa y
Alpera; 2 hidroaviones y 1 unidad móvil de meteorología y
transmisiones de la base aérea de Albacete, cuando no pudieron controlar un
incendio que duró varios días y acabó con 659 hectáreas de monte. En casos delirantes como este, nadie con
sentido común pude entender que las fronteras autonómicas sean utilizadas, entre otras, como
argumento para evitar la propagación de incendio.
Otra
prueba que denuncia graves desbarajustes presupuestarios, la tenemos en el
incendio supuestamente intencionado de Tortueno, al norte de la provincia de
Guadalajara donde ardieron 1.300 hectáreas. Este incendio se podía haber
apagado con rapidez de haber habido
algún responsable técnico que se hubiese hecho cargo del control del mismo.
En esta ocasión los medios aéreos llegaron puntualmente, sin embargo no había nadie
para dirigirlos desde tierra, y cuando llegaron una hora más tarde, el incendio
había adquirido unas proporciones más allá de lo razonable.
Estos
ejemplos demuestran una vez más una pésima gestión y peor coordinación en los
primeros momentos del incendio, debido como no podía ser de otra forma, a los
recortes en políticas preventivas que afectan seriamente a los cambios y
disminución en la gestión del operativo, que este año ha terminado hasta hoy sólo
en Castilla La Mancha, con 8.500 hectáreas de monte incluidas su vegetación, su
fauna e infraestructuras.
Saludos,
Miguel.
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