No descubro nada nuevo si digo que cada
día que sale el sol la mayoría de los españoles somos más pobres. Esto no es
ninguna novedad como tampoco sería una contradicción asegurar que cada día hay
más personas enriqueciéndose, y todo a causa de la “crisis”.
Esta exagerada desigualdad, a mi entender,
podrá continuar creciendo gradualmente por mucho tiempo porque el desempleo
sigue subiendo sin control, y en cambio los sueldos y las pensiones son cada
vez más bajos. De esta forma los empresarios oportunistas y explotadores de
sueños, aprovechando la situación, seguirán llenando sus bolsillos.
Mientras
esto sucede los precios aumentan día
tras día aunque el gobierno, fiel a su política destructiva, niegue continuamente
que esto sea así. ¿Cómo pueden ser
tan sumamente cínicos para contarnos el cuento de que los salarios están
subiendo? Seguro estoy que el señor Montoro tuvo un lapsus y sin querer hablaba
del sueldo de los políticos que son los únicos que han visto engordar su salario.
Lo verdaderamente innegable es que los
precios de todas las necesidades básicas como son; vivienda, alimentación, agua,
gas, electricidad, ropa, calzado… no dejan de crecer. Si a esto añadimos el efecto negativo que ejerce sobre la dignidad de
las personas la impotencia ante las políticas sociales, el continuo recorte de
derechos y la pérdida del estado del bienestar, estaremos de acuerdo que el
cuento de la recuperación económica a corto plazo, es otra de las grandes
mentiras del gobierno que nadie cree. ¿A
quién pretenden engañar?
Algunas familias sobreviven gracias a
los pequeños ahorros conseguidos durante una vida de trabajo, sin embargo, se
corre el riesgo que debido a la cada vez mayor ausencia de protección social, agravada por el desmantelado acceso a la
sanidad, a la educación, a los servicios sociales, sin olvidar la dependencia,
están dejando a muchas familias sin patrimonio y lo que es peor, con un futuro
incierto que pone al límite la esperanza de vida de los jubilados y a la
calidad de vida de los dependientes debido a la progresiva reducción de la
sanidad pública.
Pese a esto y según los expertos, lo peor
está por llegar. Para los próximos años se espera que muchos millones de
desempleados terminaran con las ayudas sociales, que provocará una segunda
oleada de empobrecimiento, con efectos aún más demoledores. Si a esto añadimos que los enfermos
crónicos tienen que pagar los medicamentos hospitalarios, es posible que
lleguemos a padecer una muerte silenciosa, un genocidio social ejecutado por un
gobierno injusto que, pese a todo, goza del apoyo incondicional de la Casa Real
y de la Iglesia Católica.
Como reflexión final añadiré un
pensamiento:
“El
poder absoluto simboliza la intolerancia y quienes lo representan no solo son
capaces de arruinar su propio país, sino que provocan su propia ruina moral”.
Saludos, Miguel
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