domingo, 17 de noviembre de 2013

NUNCA MAIS


Sinceramente debo confesar que pequé de ingenuo al creer que en el “Caso del Prestige” el juez aplicaría la Ley con absoluto rigor, como la mayoría de los españoles esperábamos pero de nuevo la justicia ha preferido caminar de la mano de la política dictada por el gobierno del Pp.
Para millones de españoles, la sentencia es decepcionante, injusta y lamentable. ¿Qué podemos esperar de un juez que sólo obedece la voz de su amo? (Las malas lenguas dicen que, como recompensa, le han ofrecido un puesto mejor). Esto demuestra una vez más la complicidad de los jueces con el gobierno, y que el “señor de los hilillos” ha maniobrado en su propia tierra para salvar su “prestig-io” y el de su partido, y nos enseña que la justicia en España, es ciega, sorda y solo garantiza la inmunidad absoluta del Pp.
Mientras los jueces obedezcan los dictados del Gobierno, en España nunca tendremos justicia. Los ciudadanos sentimos vergüenza y rabia, mucha rabia y asco de gobiernos injustos como este que por desgracia padecemos. ¿Cuándo acabará esta tiranía?
Después de once años, el Gobierno ha utilizado una vez más al Capitán Mangouras como “chivo expiatorio”, al parecer es el único responsable de aquella catástrofe, y como sucede siempre, no hay responsables políticos. Aquí tengo que decir que esta sentencia, además de injusta es indignante, y lo digo con firmeza; porque quien esto escribe, siguió paso a paso la azarosa odisea del Prestige desde el mismo lugar que sucedió. Dos meses en las playas de Fisterra colaborando en la recogida del maldito “chapapote” avalan mis palabras. Parece mentira que la mayor catástrofe ecológica ocurrida en Europa haya quedado impune.
Quienes estuvimos allí jamás olvidaremos el horrible manto negro que cubría las playas, el impacto emocional que suponía presenciar día tras día el espectáculo de aquella terrible tragedia ecológica. Tocarlo, olerlo, su textura… es imposible explicarlo con palabras. Tenía que apretar los dientes con rabia, con mucha rabia, contener las lágrimas de impotencia además de tragarme el sentimiento de angustia que provoca la sensación de abandono de las autoridades. Galicia aún sigue abandonada. Con este veredicto hemos visto hasta dónde puede llegar un partido político y sus secuaces para intentar salvar su “prestig-io”. Por desgracia en este país, ningún político tiene suficiente honradez y redaños para asumir sus propios errores.
Según se leía por entonces en la prensa local, el Prestige no se hundió por viejo. Se hundió porque, además de estar seriamente averiado, fue arrastrado durante siete días a través de un mar embravecido por cuatro remolcadores: el “Costa de Vigo”, el “Ibaizábal I” y el “Charruca Silveira”. El “Sertosa32” fue el último en llegar. A estos remolcadores se les uniría como escolta la fragata “Baleares”.
En este caso, llama poderosamente la atención que no haya ni un solo responsable personal o político. Perdonen que discuta este veredicto, verán:
-. Cuando el Presidente de la Xunta de Galicia, el ya fallecido señor Fraga fue informado de la avería del Prestige, se desentendió del asunto con… “enorme disgusto”, y se lo endilgó al Ministro de Fomento. Y todo porque a pesar de su escasa movilidad se encontraba de cacería por tierras toledanas.
-. Cuando el Ministro Álvarez Cascos fue avisado del SOS emitido por el Prestige, pidió consejo al Director General de la Marina Mercante, José Luís López Sors. Éste le aseguró que “… lo mejor sería mandar el barco al quinto pino”, y eso fue lo que ordenó el señor Cascos.
-. Mientras el Prestige iba soltando fuel de un lado para otro arrastrado por los remolcadores, el señor Cascos disfrutaba de una jornada de caza mayor en el pirineo leridano acompañado por el armador Fernández Tapias y el presidente del Corte Inglés, Isidoro Álvarez. Pese a la gravedad de los acontecimientos que sucedían en Galicia, el ministro no interrumpió la cacería. Y para descansar del esfuerzo, tres días después,  celebró la desaparición del petrolero en el fondo del mar, saboreando los placeres de la vida en la Estación Invernal de Sierra Nevada.
-. El Ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, que pretendió bombardear el barco con “napalm” para que ardiera el petróleo, también se despreocupó del caso. Exactamente, los días 23 y 24 de noviembre, poco después del naufragio del Prestige, se hallaba en el Parque Nacional de Doñana en compañía del Ministro del Interior, señor Acebes; la Ministra de Sanidad, Ana Pastor, y el marido de ésta que, ironías de la vida, por entonces era el Director General de Protección Civil de la Xunta de Galicia.
¡¡No había ningún alto mando político en Galicia!!
Los ciudadanos gallegos responsabilizaron al ministro Cascos de haber gestionado pésimamente el desastre. Sin embargo, los auténticos responsables fueron sus consejeros: el ya citado Director General de la Marina Mercante, José Luís López Sors. El Subdirector General de Contaminación Marítima, Manuel Nogueira. El Capitán Marítimo de A Coruña, Ángel del Real, y el Director General de Salvamento y Seguridad Marítima, Javier Garate. Todos vinculados al gabinete del ministro Cascos.
  Pensando en esto me resulta difícil entender que nadie resulte responsable, como si aquello nunca hubiera sucedido, porque según la sentencia, los únicos culpables fueron el mar, el Capitán Mangouras, y el barco que era tan viejo como él. Ahora resulta que el armador no es el responsable de su barco, ni el barco debía tener el seguro obligatorio de la todopoderosa compañía Lloyd’s. En cualquier caso esto no ha terminado todavía porque los expertos aseguran que en el vientre del podrido casco del petrolero aún quedan alrededor de 35.000 toneladas de fuel que cuando reviente, terminarán saliendo a la superficie. Mientras esto suceda, los españolitos tendremos que pagar los 1.400 millones de euros que según dicen los entendidos costó el desastre. Como siempre ocurre, el error de los políticos lo pagamos los contribuyentes.
Ya va siendo hora para que los ciudadanos abran los ojos y se den cuenta que este sistema no vale; que estos políticos de tres al cuarto se han encargado de prostituirlo, y no existe ningún tipo de justicia.
Seguimos siendo el hazmerreir del mundo mundial.
Yo me pregunto, si sucediera otra catástrofe como esta… ¿encontrarían voluntarios?
Galicia no se merece este desprecio.
Saludos de  Miguel.


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