¡Hay
que ver las cosas que tenemos que aguantar los ciudadanos españoles!
No es bastante con soportar políticos inútiles, banqueros corruptos,
empresarios sinvergüenzas, niñatos que se pasean por nuestras instituciones
como por el patio de su casa, españoles que juguetean a no serlo, etc. etc.
Pues bien, como si no tuviéramos suficiente con lo que nos está cayendo, ahora
nos enteramos que nuestra recientemente estrenada reina consorte Doña Leticia,
nos sale con otro delirio que nada tiene que ver con el de “grandeza”, que ese ya lo
tiene superado. Ahora resulta que tiene “alergia” hacia todo cuanto tiene
relación con el ejército.
Esto viene porque ha llegado a mis oídos
que desde el pasado verano, la Señora, prohibió hacer en el Palacio de la Zarzuela,
las ceremonias de izado y arriado de la bandera de España y el toque de oración
que se hacía a diario. Esta demostración
de poder totalitario, rompe con la ancestral tradición marcial de la guardia real.
Y todo porque, según dicen, a la Señora le debe molestar enormemente el estridente
sonido de la trompeta. Además de esto, también ha prohibido a sus hijas, las
infantas, jugar o hablar con los militares de la guardia que custodian el
palacio. No conforme, por si acaso, y para evitar tener que oír los toques
de corneta, mandó retirar el mástil que siempre estuvo situado junto al cuerpo
de guardia, que es el lugar de paso obligado de todas las visitas a la
Zarzuela, y han tenido que ponerlo en la parte de atrás, donde ni se ve la
bandera, ni se oye el “tararí” de la
trompeta.
Para la Doña debe ser un verdadero
incordio tener que oír todos los días a las ocho de la mañana y durante dos
interminables minutos, a un pelotón de soldados relativamente cerca de “su”
residencia haciendo ejercicios marciales.
¡Qué
poca sensibilidad tiene esta dama!
La Guardia Real que conocemos por su espectacular
presencia en los desfiles y cuando rinden honores a las autoridades extranjeras
que visitan al Rey, con la prohibición de hacer los honores a la bandera de España
y rendir homenaje a los caídos, como es tradición, deben tener menos tareas que
desempeñar. Para quien lo desconozca, estos actos castrenses se hacen por norma
en todos los acuartelamientos militares, y aunque el palacio de la Zarzuela no
se puede considerar una instalación militar, es la residencia oficial de los Reyes de España, y más que nadie,
sus moradores deberían tener más respeto a los emblemas españoles.
Como dicen los propios militares, “… es extraño no poder homenajear a la
bandera o a los caídos en la residencia del Rey de España que además es militar
de carrera”.
Dice un refrán castellano que… “Quien nunca llevó bragas, las costuras le
hacen llagas”. Y es que no es lo mismo ser una simple periodista que tener “mando
en plaza”. Parece ser que en esta ocasión el Rey poco tiene que decir.
Donde hay patrón…
Saludos, Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.