Hemos conocido la sanguinaria matanza
yihadista en París, y se comentan verdaderas barbaridades sobre represalias y
otros disparates por el estilo, ¿en nombre de la paz? Para los seguidores del
tema, estos atentados no dejarán de ser una pobre venganza comparada con los
centenares de muertes diarias de personas inocentes que luchan por sobrevivir. Pero
esto por muy cruel que nos parezca no es toda la realidad: la cuestión va mucho
más allá de nuestro conocimiento. Aunque nadie nos diga la verdad, sabemos
que detrás de esto están en juego muchos
miles de millones del todopoderoso petróleo, del gas extraído de oriente y el
negocio de las armas. La religión no es el motivo, es solo la excusa. Detrás de
todo este montaje de religiones contrapuestas, del dinero y poder, hay mucho
más.
Según comentan los que dicen entender el
tema, el ISIS ha secuestrado más de 4
millones de mujeres de las zonas ocupadas, que están vendiendo como esclavas
sexuales. Las acciones de esta gente son actos de verdadera maldad que hablan
por sí solos de la personalidad de esta tropa, que mata por puro placer, para
divertirse y lo que es peor; lo hacen en nombre de su Dios. Estas atrocidades
estimuladas por una religión obviamente manipulada según los intereses del
momento, son el fruto de una política repugnante a la vez que inhumana, incitada
por oscuros beneficios económicos, comerciales y raciales. Porque esto no es
cuestión de ideas o religiones, se trata de captar chavales sin futuro con la
mirada perdida en un horizonte sin
retorno, prematuramente artos de vivir. Nada de religión, sólo cruda política visceral,
una imposición estratégica que genera muerte para muchos y dinero para unos
pocos.
En este virtual tablero juegan muchos
peones, no olvidemos que el principal patrocinador de ISIS es Arabia Saudí que
además de ser uno de los países más ricos y el más peligroso del mundo, es sumí
e Irán es chiíta, unos árabes, los otros persas y para cerrar el círculo está
Turquía; el viejo Imperio Otomano también aspira a su trozo de tarta en este
conflicto.
Existen informes que cada cual podrá
calificar según su propio criterio, puesto que la verdad absoluta no está en
boca de nadie, pero que cada vez cobran más fuerza. Presuntamente todo este
caos se lo debemos a los Estados Unidos que apoyaron a Al-Qaeda durante más de 40 años. Dicen que para ello, la CIA
creó campos de entrenamiento en Paquistán, desde 1.982 al 1.992, alrededor
de 35.000 yihadistas fueron
reclutados para luchar en la jihad contra la Unión Soviética, suministrando
armas a estas brigadas. Tras la muerte de Bin Laden, la CIA con el apoyo del
M16 Británico, el Mossad israelí, los servicios de inteligencia de Paquistán,
junto con los de Arabia Saudita, reforzaron una de las filiales más
sanguinarias de Al-Qaeda, ISIS. Por lo tanto fueron los EEUU, la OTAN y el
Estado Mayor de Turquía los responsables de la contratación de los mercenarios
de ISIS desde marzo de 2.011. Estos
soldados de alquiler se ocuparon dentro de Siria en causar el mayor daño
posible a Siria e Irak. Ahora, como sucedió anteriormente con Al-Qaeda, deben
pensar que han sido traicionados y de esos lodos vienen estos barros.
Naturalmente carezco de pruebas para
confirmar con rotundidad este argumento aunque haya quien diga que está comprobado,
pero conociendo al personal podemos tomar la cuestión como mejor queramos.
Resumiendo: La política rastrera de las
grandes economías nos ha creado un enemigo que puede actuar donde quiera y en el
momento que más les convenga para asustar a la población y empujarla a aceptar
cualquier modelo de política represiva de las libertades al servicio de los
grandes poderes. De eso se trata.
Y esto acaba de empezar.
Saludos, Miguel.
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