La corrupción vacía las arcas del
Estado. Los políticos nos roban las reservas para financiar los servicios y
prestaciones sociales de los ciudadanos. Es algo parecido a un impuesto que no
se define ni se presupuesta como tal, pero que a cada españolito nos cuesta
algo más de 500 euros al año para reponer
los más de 90 millones de euros defraudados
de las arcas públicas que destruyen lentamente nuestro estado del bienestar.
Ante esto, nuestros políticos siempre encuentran
excusas para desviar la atención del personal hacia el lado que más les
interesa. Quien maneja el negocio de la
corrupción, según dicen algunos fiscales, es el Partido Popular, ayudado por los medios de comunicación a su servicio, donde la
mayoría de sus políticos han estado, están y estarán imputados por la justicia.
Pero todo tiene un límite porque pudiera ser que cualquier día los votantes de
este partido abrieran los ojos y vieran lo que sucede a su alrededor y
eligieran otro partido donde no valga la estrategia de mirar hacia otro lado o
esperar a que caiga la fruta madura.
Es particularmente interesante, que a
esta “casta” de parásitos saqueadores no les guste dejar el Poder, y traten de
asustar a la gente con cualquier pretexto, porque al fondo ven el final de su
dictadura. Aunque creo que ni derrotándolos en las urnas será posible acabar
con la corrupción, porque el sistema
capitalista que nos impusieron es un sistema corrupto en su propio origen ya
que para ellos, lo importante es acumular cuanto más capital, mejor. No importa
el cómo ni a costa de qué, puesto que para eso hacen las leyes según sus propios
intereses. Pueden robar, estafar, expropiar, extorsionar… que a nadie se le
pide cuentas, han tomado la “honrosa” actividad de la política como sinónimo de
corrupción. Y ante este estado de cosas no cabe otra solución que instaurar
una auténtica Ley de Transparencia que
acompañen asignaturas obligatorias en la educación sobre honestidad, ética y
solidaridad, ya que la “ley de transparencia” que introdujo el gobierno del Pp.
no sirve para nada. Como prueba evidente tenemos a Rajoy y su comparsa metidos
hasta el cuello en la corrupción, y ahí están ajenos a las críticas como quien
oye llover.
Lo
cierto es que el partido que nos gobierna está imputado por corrupción y ya no se
preocupan siquiera de guardar las formas. El pueblo les culpa de provocar los
interminables recortes, de causar un nivel de paro insoportable; saturación y
falta de camas en los hospitales, la deuda soberana imparable, emigración
masiva, cuatro millones de personas por debajo del umbral de la pobreza, cientos
de niños con serios problemas de nutrición, miles de familias a quienes les
arrebataron sus casas… y ellos ni se inmutan. Esta es la verdad que tenemos en España.
Sabemos que no hay dinero suficiente
para Sanidad, ni para Educación, ni para Asuntos Sociales porque se lo llevan a
manos llenas, en cambio hay millones de euros para gastarlos en aeropuertos sin
aviones, autopistas sin coches, vías de alta velocidad por donde apenas pasan
trenes… etc. esto tiene un nombre. Se
llama despilfarro y malversación de dinero público con el propósito de obtener comisiones
multimillonarias.
No es por enaltecer al personal, pero
creo que los ciudadanos honrados que pagamos nuestros impuestos para mantener
la ley y el orden dentro y fuera de las instituciones españolas, podríamos
aprovechar las circunstancias para vencer nuestra natural cobardía y salir a la
calle para defender nuestro incierto futuro. Porque visto lo visto cabe
preguntarse… ¿Cuál será el futuro político y social de nuestro país?
Saludos, Miguel.
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