miércoles, 12 de diciembre de 2012

CLERO +CÁRITAS = IGLESIA




                Hemos llegado a tal extremo que incluso dudamos de las palabras que pronuncian los representantes de la Iglesia Católica.  
A los señores de la Conferencia Episcopal se les llena la boca cuando tratan de convencernos de lo necesaria que es la iglesia en los momentos difíciles como los que atravesamos. El programa no varía, siempre ponen a Cáritas Diocesanas como paradigma de la ayuda desinteresada hacia los necesitados, y conste que no es por incordiar, pero he leído que el año pasado recaudaron entre subvenciones, donativos, etc., 270 millones de euros. Ignoro dónde puede ir a parar tantísimo dinero, supongo que habrá servido para pagar los sueldos a cardenales, obispos, curas, monaguillos, y algún que otro administrativo que tengan contratado, porque los 63.000 voluntarios civiles que tienen en España y que están dirigidos por religiosos y sacerdotes, no cobran ni un solo céntimo, y todo lo demás, desde folios a ordenadores y demás material de oficina, hasta los alimentos que suministran en los comedores sociales, son donados por empresas “desinteresadas” que a su vez lo deducen del IRPF, bueno, a lo mejor pagan el agua y la luz que consumen. ¡Faltaba más! Me parece que aquí necesitamos mucha más claridad informativa.
La iglesia por otra parte, asegura que… “Cáritas es la misma iglesia, por lo tanto la iglesia no tiene que financiar a Cáritas porque Cáritas en sí es la propia iglesia”. Queda claro (¿). A esto tengo que añadir que dicho de esa forma puede entenderse que la iglesia se financia a través de los donativos de Cáritas, por mucho que nos digan lo contrario. Esto desmonta el argumento eclesiástico cuando dice que si el Estado da dinero a la Iglesia beneficia a Cáritas y que Cáritas ahorra dinero al Estado. ¿En qué quedamos?
Analicemos esto: Si la iglesia se financia con el 0’7% del IRPF, cuando marcamos la casilla “iglesia”, y Cáritas lo hace cuando marcamos la casilla “fines sociales”, debemos deducir que la iglesia se beneficia por ambos sitios. Resulta que pongamos la marca donde la pongamos, el dinero termina en las mismas arcas, y si no marcamos ningún casillero, también. Aquí debemos diferenciar la iglesia como edificio, la iglesia como comunidad católica, y la iglesia financiera, la que recibe dinero del Estado, la que ingresa nuestro dinero en sus propios bankos, la misma que atesora un enorme patrimonio gracias a los donativos de sus discípulos.
¿Entendéis por dónde voy?
Y como no son capaces de tener la boquita cerrada, la directiva de la Conferencia Episcopal, vuelve de nuevo a la carga por culpa del Tribunal Constitucional que ha declarado válido el matrimonio GAY. ¡Hay que tener cinismo! Estas personas deberían dedicarse a lo suyo que es arrimarse a quienes los mantiene, que sigan las leyes de Dios si quieren ir al cielo, y cumplan las de los hombres en la tierra. Yo creo que les fastidia que la gente sea feliz sin su consentimiento. Mejor les iría atendiendo los asuntos religiosos, y dejen de hacer política barata ¿quién les ha pedido su opinión?, lo que deben hacer es socorrer a los necesitados que para eso están. ¿No predican que el reino de dios está en el cielo? Pues ya me dirán qué pintan ellos en la tierra.
El clero, al igual que los políticos son insaciables. Ahora el cardenal Rouco amenaza diciendo que “… la iglesia pagará el IBI pero ello afectará a Cáritas”. ¿Querrá decir este buen señor que rechazará las toneladas de alimentos donados por miles de empresas privadas? ¿Tal vez piense hacer un ERE para despedir a mitad de los voluntarios? O… ¿querrá decir que utilizará el dinero que recibe Cáritas para pagar el IBI?
La iglesia se defiende poniendo como muro de contención la repetida frase de que “ahorran dinero al Estado” por su aportación en colegios, hospitales, dispensarios, Cáritas, etc., sin embargo calla intencionadamente  que por esos servicios recoge millones de euros de subvenciones, las participaciones en “especie”, y otras dádivas.
No penséis que por escribir esto soy un renegado ateo, lo que sucede es que ellos mismos con sus caducadas sentencias y su sempiterna inclinación por el PODER, hacen anticlericales a quienes creemos en Dios. Aunque con el clero sucede lo mismo que con los políticos, hay curas y monjas que realmente creen lo que predican y colaboran en organismos humanitarios como propagandistas de la Fe en lugares remotos, estos sí que se merecen el cielo, en cambio otros… 
A Dios lo que es de Dios.

Saludos de Miguel.

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