No descubro nada nuevo cuando escribo
sobre la corrupción política y empresarial, como tampoco intento abrir un nuevo
debate si hablo de la Conferencia Episcopal de este mi país. Sin embargo, para
mí sería algo novedoso censurar los motivos que han contribuido a que el Santo
Padre de Roma haya tomado la nada fácil decisión de renunciar a su sagrado compromiso.
Sobre este tema hay opiniones para todos
los gustos dependiendo de la dirección que vengan y de los intereses que cada
cual defienda. Mas como yo no estoy en poder de la verdad, y después de examinar
todo lo que se ha escrito sobre esta cuestión, quiero expresar mi propia
opinión sin pretender en absoluto herir la sensibilidad de ninguna persona.
He
llegado a la conclusión que dentro de los infranqueables muros del Vaticano no
todo son rezos ni alabanzas. Detrás de sus paredes se esconde la mayor trama de
sexo, corrupción, chantaje y falsedades que se conoce. Esta mezcla de “pecados” de naturaleza terrenal, ha
motivado que el representante de Cristo en la tierra, haya tomado la decisión
que ya conocemos. Esta difícil medida engrandece la figura del Papa que debería
servir de ejemplo a muchos políticos que se confiesan católicos y se molestan
cuando consideran que son atacados los fundamentos básicos de su creencia
religiosa.
Según el diario italiano La República, Su
Santidad ha renunciado a su cargo porque después de descubrir la filtración de
documentos por su propio secretario, y después de las oportunas investigaciones
que ordenó realizar, se descubrió una red de prostitución dentro del Vaticano.
Del mismo modo este diario habla que altos personajes relacionados con la
Iglesia, realizaban encuentros sexuales en saunas gais en un centro de belleza
en Roma; en una villa de lujo en las afueras de la ciudad y en una residencia
universitaria, con seminaristas prostituidos por un miembro de la Coral de la “Reverenda Capilla de la Sacrosanta
Basílica Papal de San Pedro”, de treinta años, que ofrecía a sus superiores
servicios sexuales con jovencitos seminaristas. A esto hay que añadir una especie
de guerra interna en la Santa Sede; una sucia lucha por el poder, donde no
faltan oscuros casos de sexo y dinero. Altos cargos de la Iglesia están siendo
víctimas de chantaje, por culpa de sus “tendencias
mundanas”, es decir, por casos relacionados con el sexo.
También se habla de que el Banco
Vaticano pudiera ser una inmensa lavadora de dinero negro. En teoría se supone
que en este banco sólo pueden abrir una cuenta personas, instituciones y
ciudadanos residentes en el pequeño Estado. Sin embargo, aquí también hay engaño,
ya que según el mismo diario, cualquier titular de una cuenta, puede autorizar
a otra persona para que opere en su cuenta privada, sin que quede registrada
esta operación, puesto nadie puede tener acceso a ella. Un escándalo de
corrupción sexual, moral y económica que Benedicto XVI a sus 86 años no ha tenido
fuerzas para hacerle frente.
Me apena decir que la Iglesia, lo mismo
que en la política, es una más de tantas organizaciones corruptas del planeta.
A los hechos me remito: corrupción, sexo, chantaje, robo de niños, oscuras
inversiones… nunca nadie concibió tanta barbarie en el nombre de Dios.
Para terminar añadiré que la avaricia de
tantas personas obliga a un radical cambio de sociedad, ahora que todavía
estamos a tiempo.
Saludos, Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.