domingo, 12 de octubre de 2014

ÉBOLA MADE IN ISPAIN


          
Los ciudadanos españoles nos sentimos indignados a la vez que avergonzados de los políticos que hoy nos representan. Sobre todo la ministra de Sanidad que por imposición tenemos que soportar. Esta señora no tiene desperdicio, es imbécil de nacimiento, tanto es así que su propio jefe a tenido que hacerla callar y esconderla de los medios de comunicación. ¡Mira que decir en rueda de prensa que se enteró del estado de la enferma a través de los periódicos!  
Ya no es por sus decisiones inapropiadas, ni por su arrogancia miserable, tampoco por superar el estado actual de corrupción. Nos avergonzamos por el bochornoso espectáculo que están dando ante la sociedad mundial sobre la manera de enfrentarse a la crisis del ébola que nos trajeron de África. Es lamentable oír que responsables políticos como el consejero de Sanidad de la Comunidad madrileña atacando a la enfermera que colaboró en el cuidado de los curas que sus socios trajeron desde Sierra Leona, y aún sigue en su poltrona. El lema del Pp. consiste en culpar a los demás de sus propios errores.
Culpar a los demás, en el Pp. no es ninguna novedad, desgraciadamente ha sucedido varias veces; que recuerde ya sucedió en el naufragio del petrolero Prestige. El dispositivo mediático del partido culpó al Capitán del barco, Apóstolos Mangouras, cuando los verdaderos culpables fueron los que ordenaron arrastrar el petrolero mar adentro durante seis días, estando la mar con olas de hasta 12 metros de altura. Repitieron cuando repatriaron los cadáveres de los soldados fallecidos en el accidente de aviación cuando venían de regreso a su  país. El ministro Trillo, por aquello de no perder tiempo, ordenó meter los restos de cadáveres en los ataúdes sin comprobar a quién pertenecían. Volvieron a demostrar su “talante” acusador en el gravísimo atentado terrorista islámico que hubo en Atocha. Todo el aparato del partido intentó, sin convencer a nadie, culpar a la banda etarra. También lo volvió a probar en el fatídico accidente ferroviario de Santiago, las acusaciones sólo marcan al maquinista, cuando la vía debía estar señalizada con balizas de frenado para este tipo de emergencias que hubieran parado el tren. Este despropósito para ahorrarse la vergüenza que les supone quedar ante el mundo mundial como lo que son: unos despreciables incompetentes, y escatimar indemnizaciones para los accidentados.
Una vez más queda demostrado que nuestros políticos, además de corruptos son unos canallas miserables que no son capaces de ponerse a la altura que los españoles les deberíamos exigir frente a un estado de crisis que afecta a la Nación, y no disimulan a la hora de culpar de sus errores a personas inocentes. Esto no es lo peor; lo que a los ciudadanos nos hace hervir la sangre es su arrogante impunidad, la total ausencia de autocrítica, y su grosera obstinación. Como es costumbre en este país, ningún político tiene la honradez y redaños suficientes para asumir sus errores. Para nuestra desgracia queda confirmado que los políticos de la casta son capaces de batir su propio record; además de torpes son irresponsables, incompetentes y unos desvergonzados farsantes. No escarmientan ni son capaces de corregir sus acciones ante una tragedia. ¿De verdad creerán, que los españoles somos idiotas?
Aún sigo pensando que los curas misioneros, lamentablemente fallecidos por el virus del ébola, debieron ser atendidos como corresponde a esta enfermedad pero allí en África, tal vez hoy estarían vivos. Esto lo digo porque el portavoz de “Médicos sin Fronteras” insiste que el protocolo de seguridad que emplean en el Carlos III no es el adecuado, y la precariedad de las instalaciones tampoco son las correctas. Según dicen, en los hospitales africanos se vigila mejor el protocolo. Sin embargo, es elogiable la valentía del personal sanitario que está haciendo un generoso esfuerzo aún sabiendo que en cualquier descuido se juegan la vida, debido a un protocolo deficiente y unos medios carentes de seguridad. Estos competentes doctores se merecen el reconocimiento y gratitud de los españoles, en cambio nuestros políticos actúan de la manera más irresponsable y ruin que podamos entender, además de cobardes son unos seres despreciables por el hecho de acusar a la enfermera infectada de ser la responsable de su propio contagio.
Mi más profundo y sincero respeto por ella y por los profesionales que la cuidan.  


Saludos, Miguel.

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