lunes, 20 de agosto de 2012

Y AHORA... QUÉ.




No es muy difícil para algunos distraer la opinión de personas de escasa convicción. Sin embargo para esos mismos, es más sencillo achacar presuntos delitos a quienes tratan de ayudar a las personas que padecen los crueles síntomas de esta puñetera crisis provocada por el más impuro y caduco sistema capitalista conocido. Acaso no conocéis la anécdota de aquél que dice… ¿Quién va a la cárcel, el que roba el huevo o roba la gallina? Pues eso.

Esto viene por la detención de unas personas que, enarbolando la bandera proletaria, han tenido la desfachatez de asaltar” un supermercado para hacerse con productos de primera necesidad, con la  intención de alimentar unas pocas familias con probadas necesidades económicas. Sería justo considerar, que no debemos aplicar el mismo rasero a quien tiene que robar para comer, que quien roba teniendo llena la nevera. No es lo mismo.

Como hasta hoy solo nos queda la libertad de opinión, (cada vez menos), he de decir que no apruebo la forma, por mucho que entienda el fondo de la cuestión. No es políticamente correcto robar a los ricos para que puedan comer los pobres. Esto sería cosa de “Dick Tupín” y otros bandoleros de fama universal que yo leía de pequeño y pasaron a la historia. En estos tiempos las cosas se hacen al revés: son los ricos quienes se apoderan de lo poco que tienen los pobres sin necesidad de ocultarse tras un disfraz, ni ir por la calle pistola en mano, les basta con un simple bolígrafo. Como dice el refrán: “muchos pocos hacen un mucho”, los ricos son cada vez más ricos robando a los pobres o a quien se les ponga por delante, a “cara descubierta”, no tienen preferencias ni vergüenza . Una cosa está clara; para eludir la cárcel han de robar muchos millones para que, llegando la hora del reparto, haya dinero suficiente para untar a todos los interesados; políticos, jueces, abogados, etc. Sin embargo como te lleves lo justito para comer y tengas la mala suerte que pillen, y no dudes que lo harán, ya sabes que irás de cabeza a la cárcel, porque los que hemos nombrado antes, comen mejor que aquello que, desde la miseria, puedas ofrecerles.

 Históricamente los ricos han olvidado que en los aledaños de sus lujosas mansiones, sobreviven las personas que ellos mismos despojaron de lo único que tenían, su trabajo. Personas que respiran el mismo aire, que necesitan comer para mantenerse en pié, un lugar donde cobijarse porque los bancos con malas artes les despojaron las que tenían, y como poco, un médico que les cure las heridas. Sin embargo, estos delicados personajes no sólo los pisotean, sino que procuran no mirar hacia abajo para no ver sus famélicas caras por aquello de “ojos que no ven… conciencia que descansa”. Pero no es cierto, los ven por la noche rebuscando un mendrugo de pan en la basura; en las puertas de las iglesias cuando entran a confesar sus muchos pecados, ven a los niños sorbiéndose los mocos y quitándose las moscas a bofetadas, sin embargo nunca se arrepienten, su dios los perdona y la iglesia por no ser menos, cierra los ojos, lo tolera y calla.

Para terminar diré que no se tardará mucho en que veamos familias que ya han agotado el subsidio de los 400 euros deambulando por las calles sin nada que llevarse a la boca, y ahora no serán extranjeros, serán familias españolas a las que nadie da trabajo y han sido despojadas de sus hogares. Familias desprotegidas porque así lo decidieron los mercados capitalistas  y por su culpa se quedaron en la miseria. Y ahora qué. ¿Qué harán nuestros distinguidos gobernantes? ¿Abrirán la mano los que se quedaron con el dinero? Me temo que como siempre mirarán hacia otro lado y reclamarán sus ganancias.

En verdad os digo, que los políticos lo mismo que los pañales se han de cambiar muy a menudo… y por el mismo motivo.

Un saludo de Miguel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.