No es muy difícil para algunos distraer
la opinión de personas de escasa convicción. Sin embargo para esos mismos, es
más sencillo achacar presuntos delitos a quienes tratan de ayudar a las
personas que padecen los crueles síntomas de esta puñetera crisis provocada por
el más impuro y caduco sistema capitalista conocido. Acaso no conocéis la anécdota de aquél que dice… ¿Quién va a la cárcel,
el que roba el huevo o roba la gallina? Pues eso.
Esto viene por la detención de unas
personas que, enarbolando la bandera proletaria, han tenido la “desfachatez
de asaltar” un supermercado para hacerse con productos de primera necesidad,
con la intención de alimentar unas pocas
familias con probadas necesidades económicas. Sería justo considerar, que no debemos
aplicar el mismo rasero a quien tiene que robar para comer, que quien roba
teniendo llena la nevera. No es lo mismo.
Como hasta hoy solo nos queda la
libertad de opinión, (cada vez menos), he de decir que no apruebo la
forma, por mucho que entienda el fondo de la cuestión. No es políticamente
correcto robar a los ricos para que puedan comer los pobres. Esto sería cosa de
“Dick Tupín” y otros bandoleros de
fama universal que yo leía de pequeño y pasaron a la historia. En estos tiempos
las cosas se hacen al revés: son los ricos quienes se apoderan de lo poco que
tienen los pobres sin necesidad de ocultarse tras un disfraz, ni ir por la
calle pistola en mano, les basta con un simple bolígrafo. Como dice el refrán: “muchos pocos hacen un mucho”, los ricos
son cada vez más ricos robando a los pobres o a quien se les ponga por delante,
a “cara descubierta”, no tienen
preferencias ni vergüenza . Una cosa está clara; para eludir la cárcel han de
robar muchos millones para que, llegando la hora del reparto, haya dinero
suficiente para untar a todos los
interesados; políticos, jueces, abogados, etc. Sin embargo como te lleves lo
justito para comer y tengas la mala suerte que pillen, y no dudes que lo harán,
ya sabes que irás de cabeza a la cárcel, porque los que hemos nombrado antes,
comen mejor que aquello que, desde la miseria, puedas ofrecerles.
Históricamente los ricos han olvidado que en
los aledaños de sus lujosas mansiones, sobreviven las personas que ellos mismos
despojaron de lo único que tenían, su trabajo. Personas que respiran el mismo
aire, que necesitan comer para mantenerse en pié, un lugar donde cobijarse porque
los bancos con malas artes les despojaron las que tenían, y como poco, un
médico que les cure las heridas. Sin embargo, estos delicados personajes no
sólo los pisotean, sino que procuran no mirar hacia abajo para no ver sus
famélicas caras por aquello de “ojos que no ven… conciencia que descansa”.
Pero no es cierto, los ven por la noche rebuscando un mendrugo de pan en la
basura; en las puertas de las iglesias cuando entran a confesar sus muchos
pecados, ven a los niños sorbiéndose los mocos y quitándose las moscas a
bofetadas, sin embargo nunca se arrepienten, su dios los perdona y la iglesia por
no ser menos, cierra los ojos, lo tolera y calla.
Para terminar diré que no se tardará
mucho en que veamos familias que ya han agotado el subsidio de los 400 euros deambulando
por las calles sin nada que llevarse a la boca, y ahora no serán extranjeros, serán
familias españolas a las que nadie da trabajo y han sido despojadas de sus
hogares. Familias desprotegidas porque así lo decidieron los mercados capitalistas y por su culpa se quedaron en la miseria. Y
ahora qué. ¿Qué harán nuestros
distinguidos gobernantes? ¿Abrirán la mano los que se quedaron con el dinero? Me temo que como siempre mirarán hacia otro
lado y reclamarán sus ganancias.
En verdad os digo, que los
políticos lo mismo que los pañales se han de cambiar muy a menudo… y por el
mismo motivo.
Un saludo de Miguel.
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