Las cosas que suceden en esta España
nuestra de guitarra y pandereta, no son comparables, por mucho que nos duela, a
nada ni a nadie de cualquier otro país democrático del mundo mundial. Aquí no
solo tienen oportunidad los descendientes políticos etarras que mandan en
Donostia y como los catalanes han prohibido los toros, con la complacencia de
sus seguidores. No solo me refiero a eso.
Aquí no sólo consentimos que personajes
imputados, o peor, condenados por casos de corrupción u otros turbios asuntos
relacionados con la política, como pueden ser el ya desaparecido Jesús Gil; Ruiz
Mateos recientemente detenido, Carlos Fabra imputado en varios sumarios, el
señor Camps de quien todos conocemos sus andanzas, José Blanco, más conocido en
algunos ambientes por el sobrenombre de “Pepiño”,
también imputado, etc., etc. Varios de estos “ilustrísimos señores” no
solo resisten en sus tronos sin que nadie les exija seriamente a renunciar de los
cargos públicos que ocupan, sino que además pueden constituir sus propios
partidos y presentar sus candidaturas en unas elecciones democráticas, esto es
España y como todos los españoles tienen
sus derechos y saben bien cómo utilizarlos. A pesar de todo la cosa no queda ahí,
la cuestión es que además hay gente que los apoya y los votarán sabiendo quiénes son y de donde proceden, sin
cuestionar que este tipo de personajes no cambiarán jamás su trayectoria, nos
impondrán su santísima voluntad, seguirán llenándose los bolsillos, como
siempre, nos mirarán por encima del hombro, se reirán de nosotros como siempre,
y nos tacharán de gilipoyas. Como siempre.
Estas
cosas sólo suceden aquí.
Con esta parrafada quiero expresar mi
indignación (otra más), porque he
sabido que el señor Mario Conde, que fue
el símbolo del éxito español de los años 80-90, ha hecho o está haciendo un
partido político, o algo por el estilo, y nos amenaza con presentar su
candidatura en las próximas elecciones gallegas que se celebrarán en octubre. (No
creo que lo haga para las elecciones vascas que también se han adelantado a
esas fechas). Especialmente a estas alturas no me causa extrañeza que estas
cosas se permitan en mi país, que también es el vuestro. No es motivo de
sorpresa que un reconocido ladrón de “guante
blanco” sea candidato para ocupar un cargo público como puede ser la
presidencia de cualquier región española, sin embargo este personaje ya se
presentó en las elecciones generales del 2.000 con las siglas del CDS aunque quiero
recordar que no obtuvo suficientes votos.
En muchos lugares de Europa hay personas
que afirman que la corrupción en España está
en nuestra cultura, que la llevamos en la sangre. Yo creo que esta opinión más
o menos generalizada, es el modelo que nuestra podrida clase política ha
conseguido extender por el mundo y opinen que todos los españoles somos
corruptos. Esta es la imagen que tienen de nosotros y será muy difícil
cambiarla. Desde luego, para reafirmar este sentir, tendremos como representante
al señor Conde. Un ex-presidiario conocido que, aprovechando el estado actual
de desengaño político que existe en España, puede llegar a presidir el país.
Ya se sabe. “A nación revuelta… ganancia de oportunistas”.
Esta situación me
recuerda la decadencia del Festival de Eurovisión hace unos años. La
degradación había llegado a su nivel más bajo, cuando un conocido presentador
catalán, propuso designar para
representar a España al famoso y estrafalario “Chiquilicuatre”. Este personaje no dejó ninguna huella de su paso
por Europa y el resultado de aquel festival fue lo de menos la cuestión es que los
europeos entendieron el mensaje… “si
queréis mierda, ahí la tenéis”. Desde entonces la esencia del festival
mejoró notablemente.
¿Captáis
la metáfora?
Pues
ya lo sabéis, votad a Mario Conde, es un ladrón reconocido pero uno más… apenas
se notará.
Saludos, Miguel
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