martes, 9 de octubre de 2012

A LA CAZA DEL JUEZ

 

La cuestión política y judicial se está poniendo peor que la prima de riesgo esa. Resulta que al juez Santiago Pedraz por cumplir su obligación, y añadir a renglón seguido lo que piensa y habla toda España respecto a la “decadencia política”, los defensores de la democracia, PP&PSOE y afines, dándose por aludidos, han mandado al guardián del gallinero, el fiscal general, a investigar si el auto sobre los organizadores de la manifestaciones del 25-S, es “estrictamente jurídico”. No tardaremos en oír frases difamatorias contra su persona con el fin de desprestigiarlo como hicieron con Garzón.  Por lo pronto los del sindicato ultraderechista Manos Limpias, (hay que joderse con el nombrecito), han salido a la “caza del Juez”, considerando que ha incurrido en una falta grave por utilizar expresiones manifiestamente ofensivas. No obstante el portavoz del gobierno, con la educación y responsabilidad que corresponde a una persona de su cargo, insulta al juez tachándolo de “pijo ácrata”  y le acusa de “demagogo indecente”. ¡Míreusté quién habló! Estos patéticos personajes no toleran la libertad de expresión ni la independencia. Lo van a crucificar si el pueblo lo consiente.

Yo opino que el juez Pedraz quiso decir con eso de la decadencia de la clase política, que los partidos están en manos del poder económico; que son corruptos, que utilizan el cargo para sus intereses personales, que gobiernan a base de mentiras que ni ellos mismos creen y no representan al pueblo. Esto es lo que el juez quiso decir. Que no se extrañen si les tachan de decadentes. Es lo más suave que se les podemos decir.

No es tan difícil entender que lo único que pedimos los españoles es justicia, dignidad y libertad. No entra en la Constitución española tratar de reprimir las manifestaciones a fuerza de palos y aterrorizando a los asistentes, cuando la convocatoria procede del proletariado en defensa de sus derechos. A los fanáticos de la derecha reaccionaria, que si los dejáramos hacer, acabarían juzgando como hacían en tiempo de Franco; por decreto, les molesta las manifestaciones de personas que lo están pasando mal por culpa de sus inútiles dirigentes. Sin embargo ellos, los verdaderos pijos, celebran apasionadamente cuando las manifestaciones las convocan los suyos; la iglesia con los obispos en cabeza, los anti-abortistas, etc. Éstos últimos son patéticos, dicen estar en contra del aborto, no obstante, como su religión les prohíbe utilizar métodos anti-conceptivos, y como a ellos el cuerpo también les pide marcha como a cualquier hijo de vecino, también se quedan embarazadas. Llegando el caso, las nenas pijas piden dinero a papá para hacer una visita a sus amigos ingleses, van a Londres, o donde les antoje, abortan allí y al día siguiente de aterrizar aquí, se manifiestan en contra del aborto como si nada hubiese sucedido. ¡Serán cínicos!

Como reflexión final quiero añadir que ninguna persona o institución debe considerarse capacitado para influir en una decisión personal de estas características; ni los gobiernos, ni la iglesia. NADIE.

La maternidad es algo hermoso cuando es deseada. La mujer que decide abortar debe tener poderosas razones para hacerlo.

 

Saludos, Miguel

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