Hay que ver las cosas que tenemos que
aguantar, sin contar la que se nos viene encima con los nuevos recortes. Pero
como ahora la política nos da mucho juego, tenemos temas más que suficientes
para analizar los sucesos ocurridos esta pasada semana.
Empezaré comentando sobre las alabanzas
que nuestro “querido” presidente ha
lanzado sobre las personas que no salieron a manifestarse por las calles
madrileñas, con ese falso tono paternal que le caracteriza, como agradeciendo
que se quedaran en casa rezando por “el
bien de la Patria”.
Algunos podrán pensar
que… “más vale morir de hambre que luchar
por sus derechos”.
En cambio hay un gran colectivo de personas tranquilas y calladas, que
permanecen atentas a los resultados, y aparentemente parecen dormidos. Son éstas las personas que
verdaderamente temen los clanes políticos, a éstos procuran no despertar con
demasiado ruido porque saben que su reacción pueden dañar sus intereses
partidistas. Son los pertenecientes a la
llamada “mayoría silenciosa”.
Mientras, las personas indignadas; las
que perdieron su trabajo, las que no pueden seguir estudiando por falta de
medios, las que tienen que buscar comida en los comedores sociales o en los
contenedores de basura, los jubilados que tienen que elegir entre comprar
comida o sus medicinas, quienes se manifestaban pacíficamente alrededor del Congreso. Subrayo pacíficamente porque los otros, los que
iban armados de palos, piedras y otras armas propias de las luchas callejeras,
nada tenían que ver con la manifestación, eran unos infiltrados mandados por
oscuros intereses y están perfectamente adiestrados. Una vez cumplida su
misión, desaparecen dejando en su lugar a los cuatro pringaos de turno para
que la policía se ensañe con ellos. Todos pudimos ver quiénes eran los que
probaron el efecto de las porras en sus cuerpos: chicas y jóvenes indefensos
que pensaron estar protegidos por la Constitución, jubilados que ven peligrar su pensión, que en
su día conocieron las porras de los grises,
(que
al fin y a la postre vienen a ser las mismas), y cientos de
personas indignadas.
Si algo parecen ignorar los policías, es
que el verdadero peligro estaba entre los muros que les habían ordenado
proteger, de allí proceden todos los males de los españoles, y los policías
también lo son, muy cerca de ellos estaban los que les congelan sus salarios,
los que les han quitado los comedores a sus hijos y despidieron a sus maestros,
los que les han hecho perder poder adquisitivo… los que nos quitan nuestros
bienes, nuestras libertades y pisotean nuestros derechos, en fin, que defienden
a los culpables de nuestros males, y esto no sólo lo digo yo, según una
encuesta del CIS el tercer problema de los españoles son los políticos. Ahí es
donde radica nuestra verdadera dificultad, mientras el país se arruina, a estos
políticos nadie les para los pies, ellos a lo suyo; mentiras, corrupción y
abuso de poder. Si los jueces y fiscales cumplieran su obligación, como les
deberíamos exigir, estarían las cárceles
repletas de políticos ladrones. ¿Es que en España no hay ningún partido
político que no esté contaminado por la corrupción?
Mira
que si es el SCD de Mario Conde…
No os riais, que no sería la primera vez
que para guardar fielmente un coto de caza, nada mejor que contratar a un
cazador furtivo, viene a ser tan eficaz como poner una zorra a proteger un
corral de gallinas.
Un saludo de Miguel.
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