lunes, 8 de octubre de 2012

EL SILENCIO DE LOS BORREGOS



Hay que ver las cosas que tenemos que aguantar, sin contar la que se nos viene encima con los nuevos recortes. Pero como ahora la política nos da mucho juego, tenemos temas más que suficientes para analizar los sucesos ocurridos esta pasada semana.

Empezaré comentando sobre las alabanzas que nuestro “querido” presidente ha lanzado sobre las personas que no salieron a manifestarse por las calles madrileñas, con ese falso tono paternal que le caracteriza, como agradeciendo que se quedaran en casa rezando por “el bien de la Patria”.

Algunos podrán pensar que… “más vale morir de hambre que luchar por sus derechos”. En cambio hay un gran colectivo de personas tranquilas y calladas, que permanecen atentas a los resultados, y aparentemente  parecen dormidos. Son éstas las personas que verdaderamente temen los clanes políticos, a éstos procuran no despertar con demasiado ruido porque saben que su reacción pueden dañar sus intereses partidistas.  Son los pertenecientes a la llamada “mayoría silenciosa”.

Mientras, las personas indignadas; las que perdieron su trabajo, las que no pueden seguir estudiando por falta de medios, las que tienen que buscar comida en los comedores sociales o en los contenedores de basura, los jubilados que tienen que elegir entre comprar comida o sus medicinas, quienes se manifestaban pacíficamente alrededor del Congreso. Subrayo pacíficamente porque los otros, los que iban armados de palos, piedras y otras armas propias de las luchas callejeras, nada tenían que ver con la manifestación, eran unos infiltrados mandados por oscuros intereses y están perfectamente adiestrados. Una vez cumplida su misión, desaparecen dejando en su lugar a los cuatro pringaos de turno para que la policía se ensañe con ellos. Todos pudimos ver quiénes eran los que probaron el efecto de las porras en sus cuerpos: chicas y jóvenes indefensos que pensaron estar protegidos por la Constitución,  jubilados que ven peligrar su pensión, que en su día conocieron las porras de los grises, (que al fin y a la postre vienen a ser las mismas), y cientos de personas indignadas.

Si algo parecen ignorar los policías, es que el verdadero peligro estaba entre los muros que les habían ordenado proteger, de allí proceden todos los males de los españoles, y los policías también lo son, muy cerca de ellos estaban los que les congelan sus salarios, los que les han quitado los comedores a sus hijos y despidieron a sus maestros, los que les han hecho perder poder adquisitivo… los que nos quitan nuestros bienes, nuestras libertades y pisotean nuestros derechos, en fin, que defienden a los culpables de nuestros males, y esto no sólo lo digo yo, según una encuesta del CIS el tercer problema de los españoles son los políticos. Ahí es donde radica nuestra verdadera dificultad, mientras el país se arruina, a estos políticos nadie les para los pies, ellos a lo suyo; mentiras, corrupción y abuso de poder. Si los jueces y fiscales cumplieran su obligación, como les deberíamos exigir,  estarían las cárceles repletas de políticos ladrones. ¿Es que en España no hay ningún partido político que no esté contaminado por la corrupción?

Mira que si es el SCD de Mario Conde…

No os riais, que no sería la primera vez que para guardar fielmente un coto de caza, nada mejor que contratar a un cazador furtivo, viene a ser tan eficaz como poner una zorra a proteger un corral de gallinas.

 

Un saludo de Miguel.

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